Capítulo 14: Confesión inesperada

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- Tenemos que hablar - Comento Akko mientras caminaba a su casillero, y extraía una toalla de este, para comerzar poco a poco a limpiarse el sudor de su cuerpo.

< Nooooo, no hagas esooo, sacrilegio! Pecadoo!... Vamos Cavendish, ni siquiera soportas el sudor... En ella se ve sexy, y quisiera lamer... Ay por los azules cielos que nos cubren... >

Mientras la rubia moria, gruñia y sollozaba internamente consigo misma; una que otra expresión haciendose ver es su rostro. La castaña detuvo sus movimientos, cayendo en cuenta que aun seguía sin ser respondida. Llevó su mirada hacía la contraria, percatandose de la falta de atención, lo cual causó que una sonrisa divertida y coqueta se hicieran presenté en su labio.

Para desgracia y suerte de Diana, Akko comenzó a caminar hacia ella nuevamente. Sin embargo, sus pasos llevaban un vaivén tentador en la cintura, y su rabo se movía lentamente. Una vez cerca, la castaña sin previo aviso, puso una mano en el casillero, justo al lado de la cabeza de la chica, causando que la contraria por instinto se echará para atrás.

- ¿Me piensas hacer caso? - La castaña preguntó mirando a los ojos de la rubia. Esos ojos azules que no dejaban de observarla, en esos momentos se encontraban inquietos, mientras sus mejillas daban pasó a un manta rosada por ellas.

- P-pero t-ten-go m-mi atención en ti - La rubia tartamudeo, bajando el volumen de sus palabras, mientras intentaba ignorar ahora lo cercana que se encontraba.

< Y ahora te haces la inocente... No me esperaba esto! No me esperaba estooo! Gaaaah! Oh por los cielos! Oh POR BEATRIZ! ESTA MUY CER... >

Su tren de pensamientos fue abruptamente detenido, cuando comenzo a sentir un pensó en su regazo. Lo cual no ayudo para nada, volver a la realidad, al encontrar a Akko sentada en su falda con sus rodillas a ambos lados de sus piernas. La castaña permanecía con esas pulgadas extras desde la confrontación con Andrew, lo cual causaba un efecto más a su pequeño mundo. Y teniendola tan cerca; sin camisa; media sudada; y observandola como una presa.

< Voy a morir, aquí quedo Diana Cavendish, aquí me fui, y me vengo... >

- No me refiero a esa clase de atención, se que de hecho la tengo completamente - Akko comento coqueta y burlona, haciendo que el rosado terminará siendo un tono carmesí.

Diana no pudo comentar nada, ya que al abrir la boca solo salió un jadeo y un sollozo. Mientras sus orejas aparecían y se recostaban hacía atrás. Más sin contar que su rabo estaba estático. Literalmente, Diana habia dejado de funcionar coherentemente en esos momentos.

Akko dejó salir una leve risita, antes de que su semblante cambiará a uno totalmente diferente. La rubia no pudo desifrarlo, pero si la trajo nuevamente a la realidad. Sin embargo, no pregunto ni comento ni una sola palabra, al sentir como las manos de la contraria, invadian su cuerpo. Colocándose en sus hombros, para lentamente ir bajando, un roce fantasmal por sus brazos hasta alcanzar el borde de la camisa. Una vez en su objetivo, dejo su pasó hacia la piel de la chica, donde comenzó nuevamente con lentitud, a subir esta vez, sus uñas eran las que daban el roce delicado, por toda su cintura, el borde del sosten, la clavícula y el cuello. Para al final, terminar quitandole la camisa por completo.

La rubia no se habia inmutado en pelear, quejarse ni moverse. Solo estaba concentrada en el roce, deleitandose esos escalofrios que causaba en su cuerpo, y la manera en que el vello de su cuerpo reaccionaba a este. Tan pronto la camisa fue quitada, Akko llevo ambas manos hacia su falda con la camisa, observando la tela que tenía en esta.

- Fue emocionante, verte con mi camisa, y de hecho te quedaba hermosa - La castaña comenzó suave, pero claro, levantando la mirada hacia la rubia - No quiero que te enamores de mi - Finalizó con una nota de decepción en su tono, antes de lentamente comenzar a levantarse del regazo de la rubia.

Diana parpadeo una, dos hasta tres veces, repitiendo las palabras en su mente. Mientras observaba como la chica caminaba hacia la salida, con la cola envuelta en su pierna. Algo que hacía cada vez que estaba mal. Pero a pesar de ver como se marchaba, la rubia no fue quien para levantarse del asiento, ni siquiera para tomar su camisa del uniforme que habia arrojado al suelo, una vez se la cambio por la del Equipo.

- Fui... Rechazada... Sin siquiera confesarme? - Fue el unico sollozo que dejo salir, mientras sentia como sus ojos comenzaban a nublarse - ¿Por qué me tocó así? - Llevo sus manos hacia el brazo apuesto, para darse un abrazo a sí misma - ¿Por qué me miró así? - Recordó la atención que le había dado al principio, haciendo que su rabo serpenteara por su cintura - ¡Si solo iba a rechazarme! ¡Ni siquiera es justo que te veas triste cuando yo fui la rechazada! - Grito molesta entre lágrimas, mientras golpeaba el casillero a sus espaldas de repente - ¡ERES UNA IDIOTA! - Volvio a gritar, parandose de la banca y golpeando un pies en el suelo, mientras sus orejas se crispaban y su rabo se movia con mal gustó; esponjado.

Caminó hacia su camisa, la tomo de mala gana y mientras salia se la colocaba. Cruzando el campo de juego, para entrar a la academia nuevamente.

- Me voy a arrepentir de esto - La castaña comentó suave, al observar a la rubia desde lejos, mientras abrazaba la camisa a su pecho, la cual ahora contenia el aroma a lavanda de la rubia.

Yo ya ni se cuales son las personalidades de cada una 😂👌 es como una bipolaridad continua

Amor timidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora