Colmillos de dragón

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Créditos de la hermosa ilustración de la portada a: dailynotes

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  Ojeras. Molestas ojeras bajo sus ojos verdes que amenazaban en convertir la belleza de su rostro, en un caos andante. Dos días, dos largos y tormentosos días sin dormir. Mal se preguntaba ante tanta insistencia, si aquello era un dolor de muela o una carie que amenazaba en salirle. Había probado con hielo, pastillas para el dolor, incluso le había preguntado al Hada Madrina de qué podría tratarse, y la respuesta siempre era la misma: "¡Bibidi, bobidi! ¡Tienen que lavarse los dientes antes de dormir y luego de comer chocolates!". En un alto grado, Mal ya estaba cansada de cepillarse los dientes a todas horas. Desde que el molesto dolor había punzado en ambos lados de sus encías, se revisaba a todas horas buscando el mínimo rastro de algo que le lastimase o le incase allí, pero nada. No había absolutamente nada. Jay ya le había echado un ojo, y la respuesta había sido la misma dos veces: "¡No tienes nada, Mal! ¡Por el genio de la lámpara, no busques donde no hay!". El problema era que sí había, y Mal insistía con ello, pero nadie, absolutamente nadie, le hacía caso. Todos buscaban excusas patéticas para no atenderla o no prestarle atención (después de todo, era un berrinche de Mal el "dolor de muela"), y así pasaron dos días que para aquella chica gruñona, habían sido una eternidad.

  —Claro, cuenta conmigo, Jane. Tendré los diseños listos para mañana antes del mediodía. Sí, no me demoraré. Quedarán exactamente cómo los pedidos de Bella y Cenicienta.

  Y una vez más, era estresante la situación en que estaba. Mal no entendía qué tanto tenía Evie en su agenda tan ocupada, como para ni darse cuenta de que tenía un molesto dolor en los dientes que no la dejaba ni dormir. Diseños, vestidos, tela y agujas. ¿Y ella dónde quedaba? No, Mal no encontraba un renglón en la lista de tareas de su novia que dijera: "Dedicarle tiempo a Mal"; "Sesión de besos para Mal"; "Abrazos para el dragón de mami"; "Mimitos cariñosos para M"; "Comprarle helado a mi bebé dragón y chocolates"; o "Darle atención a mi hermosa, considerada, y perfecta novia que tanto lo merece".

   Pero Evie no saldría ilesa.

   —¿Me alcanzas esa caja de lazos, M?

  Evie no recibió la respuesta que quiso. Escuchó un gruñido en primera parte, y luego un pequeño golpe causado por el contacto de la frente de Mal y la madera de la mesa de estudio y diseño. Mal, con algo de enfado el cual quería demostrar, volvió a gruñir. Hizo que Evie frunciera el ceño y con cautela, se acercara.

  —¿M?

  Evie se acercó más, tratando de verla aunque no lo logró. Fue en vano porque Mal tenía la frente contra la mesa de estudio y por ninguna razón iba a ver a los ojos de Evie.

  —Amor...

  Mal reaccionó aunque claramente no quiso. Evie acariciaba uno de sus hombros lentamente, y ese mínimo contacto entre ella y su piel la hacía estremecerse sin ningún tipo de oposición. Una vez más, Mal gruñó. Odiaba ser vulnerable a aquella princesa peli-azul cuando lo que necesitaba era ser resistente a ella.

  —¿Pasa algo, bebé?

  Evie se había inclinado, sus labios rojos  muy apetecibles cerca del oído de Mal susurrando las palabras en un tono tan bajo, que con claridad, hizo que el lado rudo y "fuerte" de Mal, se apaciguara.

Mevie One-ShotsWhere stories live. Discover now