Parte 4

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Draco tenía un número muy limitado de posesiones, se da cuenta Harry una hora después. Es sorprendente; siempre asumió que Draco acumularía un sinnúmero de objetos inútiles y caros.

Pero las primeras tres cajas están llenas de ropa bien doblada. Túnicas y capas de excelente calidad, pero en absoluto ostentosas o extravagantes. Hay una limitada selección de corbatas para eventos formales y tres pequeñas cajas que Harry cree contienen anillos. Pero no, cada una contiene un set de gemelos de calidad. La caja siguiente está llena de documentos: impuestos y demás. Las finanzas de Draco se mantuvieron en buen orden, Harry se da cuenta con un vistazo a algunos de los papeles. Ninguna inversión aparentemente, pero sus gastos parecen muy limitados.

La cuarta caja está llena de posesiones personales, objetos de los que Harry tan solo puede jugar a adivinar la historia que tienen detrás. Un set de fotografías de pintorescos campos, varios libros (un muy gastado manual de instrucciones de un auto y algunos libros de Hogwarts), un cuaderno, una rosa de origami, una botella de whiskey envejecido y una corbata del colegio. Cuando Harry levanta la corbata, se cae una insignia de prefecto que estaba envuelta en ella.

Pero debajo de la corbata hay otra pequeña caja de joyería, ¿otro par de gemelos? Lo abre.

El anillo de bodas de Draco.

Es una simple banda de platino. No luce muy caro, piensa Harry. Le da la vuelta, buscando una inscripción, pero no encuentra nada. El anillo parece nunca haber sido usado.

Empaca todo de vuelta en la caja y sale a buscar a Narcissa.

***

–Esto no puede ser todo lo que hay.

–Te lo aseguro, –le contesta Narcissa, dejando su bordado a un lado– eso es todo lo que hay.

Harry se pasea inquieto por la habitación. Se le hace tremendamente familiar y se da cuenta entonces que es la misma habitación del recuerdo de Narcissa de su último encuentro con Draco. Narcissa está sentada junto a la chimenea; en la pared opuesta está el retrato familiar que Draco tanto miraba en el recuerdo.

–No hay prácticamente nada. Ropa, algunos papeles, unos cuantos libros y uno que otro objeto personal. ¿Está diciéndome que esto es todo lo que poseía Draco en su vida?

–Draco se volvió muy... –Narcissa pausa, luego retoma su bordado– La guerra lo cambió.

–La guerra cambió a todos. –Contesta Harry con dureza y se pregunta porqué se siente tan molesto por sus palabras.

–De cualquier manera, –dice Narcissa pasando una larga hebra de hilo rojo a través de una aguja– te aseguro que todas las posesiones de Draco están en esas cajas.

–¿Dónde está lo demás? Debe haber más. Están estos libros de Hogwarts y una corbata del colegio. ¿Qué hay de su set de calderos? O sus túnicas. O su equipo de Quidditch. Estoy seguro de que eso sí debe tenerlo. –Draco siempre se enorgulleció de sus habilidades para volar, piensa Harry.

Narcissa sacude la cabeza.

–No sé porqué conservó los libros, pero vendió o descartó de todo lo demás de Hogwarts.

–Su escoba no, por lo menos.

Narcissa asiente.

–Asumo que la vendió. Astoria y yo recogimos todas sus posesiones cuando me cedieron los derechos para vender la casa. Los guardamos todos en esas cajas.

Harry se queda en silencio un rato.

–¿Le molestaría si me llevo esto?

Narcissa se queda en silencio, pasando la aguja por la tela.

Corriendo en el aire Where stories live. Discover now