McLaggen sucks- Hermione Granger

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Hermione Granger era todo lo que Morgan buscaba y tal vez más.

Ser Slytherin no era un impedimento para amarla, pero tener relación directa con Draco Malfoy si, por lo que se forzó a mantener en secreto su amorío por la morocha.

-¿Puedes prestarme atención en algún momento cuando te hablo? -Se quejo Draco viendo a Morgan.

-Te estoy escuchando. -Dijo quitándole la vista de encima a Granger para fingir que le prestaba atención a su hermano.

-No me estás escuchando. -Insistió el peliblanco.

-Maldito McLaggen. -Murmuro mirando su comida.

-¿Cómo? -Pregunto al escuchar su comentario.

-Nada, cosas mías. -Se apresuró a negar.

El Gryffindor acababa de acercarse a Hermione de una forma muy sospechosa para Morgan, hablo unos minutos con la chica para luego irse y dejando a Malfoy menor con la sangre hirviendo.

Nunca había pensado en declarar su amor por la chica, pero en esos momentos deseaba haberlo hecho con antelación para que Cormac no se atreviera a acercarse de esa forma a Hermione.

En el vestíbulo fue la segunda vez en el día en la que quiso que expulsaran a McLaggen, cuando paso al lado de sus amigos y el mismo se encontraba hablando sobre cómo invitar a salir a la Gryffindor. En el fondo deseaba ser quien tuviera el valor de invitarla pero sabía que eso sería imposible.

Los vio en Hogsmade, vio como se acercaba poco a poco y una vez que no soporto más aquello fue a interrumpirlos antes de ver algo que no quería.

-¡Granger! ¿Por qué no le enseñas a atajar a McLaggen? -Sonrio de lado burlonamente.

-Morgan, ve con el idiota de tu hermano a molestar a otro lado. -Respondio enojado a lo que Morgan formó una sonrisa de satisfacción en su rostro ya que se habían alejado notablemente y sabía que el momento no se repetiría.

-El día que aprendas a jugar Quidditch yo dejaré de hacer tu vida imposible, McLaggen. -Finalizo para luego irse.

Sorpresivamente, Hermione no se había quejado por la interrupción de Malfoy, ya que para ella había sido un dos en uno. Muchas veces la había salvado de situaciones incómodas con Cormac y lo agradecía inmensamente ya que podía admirar la perfección de Morgan mientras se iba siempre con una sonrisa satisfecha.

Por su parte, Morgan no podía evitar analizar detenidamente a Hermione cada vez que la veía, sus ojos recorrían cada parte de su cuerpo y siempre llegaba a la conclusión de que sus pecas cuando sonreía eran la perfección absoluta.

En algún punto de su vida debía confesarle sus sentimientos, sabía que probablemente nadie se su familia lo tomaría a la ligera pero era lo que sentía y nadie podía cambiarlo.

-Draco, eres mi hermano, una de las personas en las que más confío y debo contarte esto porque necesito ayuda. -Explico sentándose en la cama del chico.

A lo contrario de lo que muchos pensarían, Draco siempre terminaba siendo una de las personas más comprensivas de su familia y había aceptado los sentimientos de Morgan luego de una larga queja sobre los sangre sucia, Morgan había intentado cambiar ese pensamiento en su familia pero nunca lo había logrado y con mucha suerte había ablandado un poco a Draco.

"Nunca he sido muy hábil para hablar de mis sentimientos, especialmente en persona, pero hoy siento una particular inspiración para declararme."

Así había comenzado la carta que cambio su vida por completo.

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