55. Apenas comenzamos.

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Narra Amber: Puedo decirle a Alex que soy un alíen y él lo creería

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Narra Amber: Puedo decirle a Alex que soy un alíen y él lo creería.

Él no notó que mi "nuevo cabello" es una peluca.
Jamás me pintaría el cabello de rubio, pues no es un color que a mi me guste, pero esta peluca que Nara se compró para uno de sus cosplay me resultó bastante útil.
A Alex se le notó en la cara que no le gustó, pues se que siempre ha sido un fan de mi cabello negro. Me dijo que me quedaba precioso y todo lo que quiera, pero se que no le gustó.

Aún estoy tratando de encontrar una forma de decirle que estoy embarazada. Mi idea inicial me parecía tan tierna y dulce que parecía poco propio de mi misma, pero el momento se arruinó.
Se que le tengo que decir y estuve a punto de gritarle que estaba embarazada ayer cuando me preguntó por el cuadro, pero después me besó y Dios, mis barreras cayeron como él muro de Berlín.

Estaba saliendo de la ducha cuando oí una guitarra. Le di clases a Alex durante los años de universidad por videollamada. Fue en ese entonces cuando descubrí que él podía ser bueno en cualquier cosa que se proponga, ya que el alumno superó al maestro y hoy él es mejor guitarrista de lo que yo fui y seré.

Mientras disfrutaba de la melodía que él estaba tocando me vestía. No puedo negar que me visto de esta forma para castigarlo un poco, pues se que él ama que yo me vista medio grunge y se que realmente lo excita. Estoy aplicando la ley "se mira pero no se toca".
Me puse una falda negra, unas medias de red y una camiseta gris junto a unas botas negras.
Jamás me preocupe tanto por mi apariencia como en estos días.

Cuando termine de ponerme la peluca salí del baño, leyendo un mensaje que mamá me había mandado, así que tuve que ponerme mis lentes.

—Estás hermosa— oí la voz de Alex y cuando miré hacia el principio del pasillo ahí estaba el, parado, con la guitarra apoyada en el piso a su lado y su mano sobre esta.

—Muchas gracias— respondí antes de emprender mi camino a la habitación, pero él me alcanzó y me detuvo, rodeando mi cintura con su mano y abrazándome por detrás, haciendo que mi cabeza quede pegada a su pecho.

—No te encierres hoy, amor, desayunemos juntos, vamos, bebé— susurró contra mi oído y cuando oí la última palabra no hubo parte de mí que no se haya puesto tensa.

—Necesito alistarme para trabajar, Alex, déjame, por favor— susurré, intentando alejarme, pero él me volvió a acercar, antes de que volver a pegar su boca a mi oreja.

—Tu sabes que no, son las siete, entras a las diez, tenemos tiempo para hacer muchas cosas, déjame pedirte perdón de la forma en la que nos gusta, sirena, déjame mostrarte como mi cuerpo conoce el tuyo...— subió su mano desde mi cintura hasta una de mis pechos, apretándolo justo como a mi me gusta.
—Si te conozco como creo, me has extrañado, al igual que yo a ti— susurró y su aliento provocó que un par de cabellos de la peluca se movieran.
El me conoce demasiado bien.
Lo he extrañado como la mierda y si bien solo hace dos noches que duermo sin él, siento que han sido dos años. Hasta su almohada me llamó idiota ya, pues quiero que me abrace por las noches, quiero oírlo decirme que me ama, quiero oírlo gruñir y jadear mi nombre mientras tenemos sexo en una posición válida durante el embarazo.

Alex (||)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora