|•Capítulo 22•|

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|Heridas|

Justamente cuando iba llegando a la puerta de la habitación, Do- Hyun se asomó fuera de la puerta, cerrando esta tras de si, cuando se disponía a pasar el seguro, me acerqué a grandes zancadas hacia ella, encestandolé un golpe el la mejilla, por la cual ella cayó de culo en el piso, me acerqué nuevamente a ella y la tome de la camisa, me valía mierda que un hombre no pudiese pegarle a una mujer, pero realmente esta basura no merecía ni respirar.

- ¡Le llegaste a hacer algo y un día de estos te mató maldita puta!.- Me sorprendía ante mi propia fuerza la cual era regida por el odio y la impotencia que se acumulaba en mi cuerpo, mis ojos rojos, las venas se marcaban en mis brazos y cuello, que sentía que estaban a punto de estallar.

Do Hyun, se burlaba de mis palabras de una forma siniestra.- Tranquilo chico, sigue siendo virgen, por los momentos.

- ¡Púdrete en el infierno, zorra!.- La solté bruscamente y entré al cuarto, escuchando como Do- Hyun, cerraba la puerta con fuerza y le pasaba el seguro.

- ¡Kookie! ¡Soy yo! ¡¿Maldita sea donde estas?!.- Pasé mis manos por mi cabello, halando de estos al mismo tiempo, estaba frustrado, no sabía que esperar, solo quería ver a Jungkook y abrazarlo.

- A... A-qui.- Pude escuchar un sollozo débil que provenía del baño.

 <<No, por Dios>>

Avancé como alma que lleva el diablo hasta llegar al baño, abrí la puerta de golpe y lo vi... Mi corazón se partió un mil pedazos.

Jungkook se encontraba en la bañera, tratando de mantener la cabeza fuera del agua teñida de un rojo carmesí, sangre.... su sangre.

- ¡Maldita sea! ¿Qué te hizo, Jungkook?.- Las lagrimas amenazaban con salir y despedirse sin control al ver a mi pequeño Jungkook así, me hacía querer crear un mundo solo para él y para mi, alejarlo de toda esta mierda que nos rodeaba, y cuidarlo hasta mi último respiro. Mi hermano no se merecía esto... Haré pagar a todos.

- Tranquilo pequeño, todo estará bien.- Y al terminar mi frase, pude ver como sus ojos se cerraban, desmayándose al instante.

Me apresuré a sacarlo de la bañera, para salir del baño y así depositarlo en la cama, regresé al baño y tomé distintas toallas torpemente, salí y me acerqué nuevamente a Jungkook.

Su rostro pálido y sin vida, su piel se mantenía lisa sin ningún tipo de rasguño, sus labios que solían ser rosados y abultados, ahora solo estaban cubiertos por un color purpura.

Arrebate la ropa mojada de su cuerpesito. Tapé mi boca tratando de ahogar un grito al ver sus monstruosas heridas recientes , su carne al rojo vivo, lastimada incontables veces... Látigo... con ese maldito objeto a había causado aquello a mi pequeño Jungkook.

- Nunca debí dejarte solo...- Susurre y comencé a secar con sumo cuidado su delicado cuerpo, verificando cada que podía su pulso. Sus piernas se encontraban en buen estado, pero no podía decir lo mismo de otras partes. Luego de secarlo bien, me dediqué a curar cada una de las lineas que atravesaban su torso, pecho y espalda. Nueve latigazos, nueve castigos... nueve sufrimientos.

Tres lineas visibles recorría en torso se mi pequeño Jungkook, continuas a tres lineas mas que recorrían su blanquecino pecho, y finalmente tres en su pequeña espalda, siendo una de ellas la más notable, comenzando desde su cuello hasta la mitad de su espalda, de forma recta, no como las demás que eran de forma cruzada.

-¡Maldita Do Hyun!, te quemaré viva, lo juró.- Sentencie, mientras vendaba las zonas golpeadas, con la esperanza de que la limpieza y algunos cicatrizantes que había encontrado en el botiquín de primeros auxilios, fueran suficientes para eliminar todas aquellas marcas que se encontraban en su cuerpo, no quería que mi hermanito cargará con una horrenda cicatriz el resto de su vida.

Luego de terminar de curar a Jungkook, le acomodé una de mis pijamas, las cuales eran más holgadas y no le molestarían para nada. Ya listo para dormir, lo arropé con unas colchas y me acosté a su lado, teniendo su rostro frente a mi, me acomodé cerca de él arropándome también, procurando no tocarlo para no producirle ningún tipo de dolor.

- Gracias Jiminie.- Susurro Jungkook con voz quebrada, sin abrir sus ojitos, y esta vez, no pude detener el llanto.

- Te fallé, yo debía protegerte.- Respondí mientras trataba de ahogar mis sollozos con la almohada.

- No llores Jiminie.- Dijo Jungkook con voz dulce.- Gracias a ti sigo vivo.

- No volverá a pasar kookie, está vez te lo juró, te protegeré a toda costa.- Dije sorbiendo los mocos de mi nariz, separé mi rostro de la almohada y me encontré con los brillantes ojitos de mi hermano.

- Te quiero mucho.- Jungkook trató de acercarse a mi pero una mueca de dolor se plasmo en su delicado rostro, que por suerte, Do Hyun no había dañado.

- No te muevas tontito.- dije.- Yo también te quiero.

- Acércate.

- No kookie, te dolerá.

- Yo aguantaré, me duele más si estas lejos.

- Pero...

- Por favor Jiminie.

- Está bien.- Accedí y me acerqué mas a él.

- Abrázame.- Habló nuevamente, formando una pequeña sonrisita en su rostro.

- Trataré.- Contesté mientras pasaba cuidadosamente mi brazo alrededor de su cintura y me acercaba un poco más a él.

- Bésame.

- Estas muy mandón.

El Ático (Jikook)[Adap.]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt