- Ahora resulta que ninguno habla - comentó Alex.
- ¿Puedo saber quién te dejó subir? - preguntó Erick.
- ¿Me pueden decir que es lo que pasa aquí? - consultó ella.
- Yo solo quería comprobar los sospechas, vine por mi novio.
- Hey, nosotros terminamos - recordé.
- ¿Son homosexuales? ¿Erick tu lo sabías?
- Pero si Erick también lo es.
- ¡Alex basta! - pedí.
Me interpuse entre ambos al notar una tensión y un acercamiento poco amigable, no quería más problemas.
- Me lo voy a llevar, para que hables con ella - susurré.
- No, tú no te vas con él.
- Erick, no es el momento.
- Dije que no Christopher.
Asentí mientras su novia nos miraba confusa, por esa razón odiaba las mentiras, aún así ya lo hacía frecuentemente.
- Explícame todo ahora - exigió ella.
- Sí, me gustan las mujeres y los hombres, no me gustan las etiquetas te lo voy aclarando...Christopher es mi ex novio - confesó.
- ¿Tú y él se estaban...? Dios mío ¡Erick! - exclamó al borde del llanto.
- Lo siento, no te quise mentir, perdón por eso y por mi infidelidad, pero lo amo - añadió.
Mis ojos se iluminaron dejando salir una pequeña sonrisa, por más que intentó ocultarlo siempre supe que su amor seguía vivo.
Fue poco agradable verla intranquila y llorando, hace unas semanas estaba igual o peor que ella.
En lo que Erick intentaba tranquilizarla, un jalón de brazo me direccionó fuera del departamento, Alex estaba realmente molesto.
- ¿Eso querías lograr?
- Yo no tengo porqué darte explicaciones, ya te dije que esto se acabó - aclaré.
- Esa decisión es mutua y yo no recuerdo que habláramos de esto.
- Tú sabes perfectamente que esto era por gusto de mis padres, sabes que no te amo. ¿Por qué te quieres humillar?
- Yo si te quiero Christopher.
Giré mi cuerpo al sentir una pequeña fuerza, la mano de aquella chica se hizo sentir con intensidad en mi rostro.
- Gracias por arruinar todo - dijo en llanto.
- Él no tiene la culpa - defendió Erick.
- Lo siento - pedí.
- Son una mierda de personas y agradezco no haberme atado a un maldito cobarde como tú - dijo para él.
Esa palabra parecía calar hondo en Erick, siempre que la escuchaba era un peso que demostraba a simple vista.
- Hablaremos en tu casa - dijo Alex tomando mi brazo.
- Christopher se queda - contestó Erick tomando mi mano.
- Ay no es cierto - negué.
- Que lo sueltes, Alex, por las buenas.
- Por las malas, como la ves.
- ¡Erick no!
La fuerza de ambos me hizo caer al suelo, sentí enojo hacía los dos, pero si no los separaba posiblemente esto acabaría mal.
- GOLPEA - gritó Erick dando golpes sin parar.
- ERICK BASTA, LO VAS A MATAR.
- Pensé que eras mi maldito amigo, te quería como uno hijo de puta.
- Lo era, pero ya no.
- Suéltame - dijo para mi.
- No te metas en problemas Erick, vamos - pedí.
- ¿Crees que Christopher se acordaba de ti cada vez que hacíamos el amor? ¿Eh? - preguntó en burla.
No hubo más respuesta que golpes, no entendía como nadie con todo el ruido y los gritos salía en ayuda.
- SI TANTO LO AMABAS NO LE HUBIERAS PEGADO. ¿Crees que no sé?
- ¿Y tú no hacías lo mismo? Somos iguales Erick.
Me alejé con un temblor que se apoderaba de mi cuerpo, muy similar al día en que aquella pastillas estuvieron a punto de hacer el efecto que no me permitirían despertar.
Caminé algo perdido, todo parecía dar vuelta en mi mente, el departamento de Erick se me hacía cada vez más lejano.
- Chris, Chris ¿Estás bien? - escuché a mi lado.
- N-No...
- ¡Christopher! - exclamó sosteniendo mi cuerpo.