Cualquier cosa menos esto

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No iba a echarme atrás, no ahora que había tomado la decisión más difícil que he tomado en mi corta vida. Respiré profundamente para tranquilizarme y lo solté.

- Soy gay- y ahí estaba la bomba.

No me atrevía a mirar a ninguno de los dos por miedo a ver sus caras. Me asusté un poco al notar a alguien tocándome, pero cuando miré Alison me estaba abrazando.

- Gracias por tener tanta confianza en nosotros como para contarnos esto- me dijo mientras hacia el abrazo más pegado.

- Es una sorpresa para mi, nunca me imaginaba que mi hermano sería gay- dijo Brandon mientras se acercaba y me dio unas palmadas en la espalda.

Me preguntaron como lo supe, que si me gustaba algún chico o estaba conociendo o saliendo ya con uno, pero mientras les estaba respondiendo a sus preguntas y les iba a contar que estaba conociendo a Matt por así decirlo, no nos enteramos de que la puerta de la entrada se había abierto.

- Me encanta que mi mejor amigo sea gay, así tengo alguien con quien hablar de chicos- me dijo Alison mientras me apretaba los cachetes.

Oímos un ruido seco, y nos giramos al punto de dónde provenía asustados, pero mi temor aumento al ver a mis padres con mi hermano.

- Hola chicos, ¿qué tal os la pasasteis ayer? ¿No deberíais estar ya en casa?- dijo mi madre nerviosa.

Los chicos se despidieron de mi, y se fueron sin antes despedirse de mis padres y mi hermano. Mientras se iban mi madre me miró con cara de compasión y miedo, y no tenía ni idea del porque. Lo siguiente que vino fue un golpe directo a mi mejilla, el cual por el impacto me tiro al suelo. Cuando alce la vista miré con temor a mi padre. No me esperaba esto de él. Estaba echo una furia.

- ¿Qué mierdas es eso de que mi hijo es un marica?- me gritó.

Yo en cambio me quedé inmóvil, sin poder decir ni una palabra por el miedo que tenía. Estaba temblando como un flan y llorando sin parar.

- No voy a permitir que mi hijo sea así- gritó y me propinó una patada en el estómago.

Solté un grito de dolor y me abrace la zona mientras lloraba aún más.

- ¡Basta! Deja a nuestro hijo en paz- le espetó mi madre llorando y con voz temblorosa.

- Esa cosa no es mi hijo, para mí está muerto- y me miró con la cara más tenebrosa que he visto en mi vida.

- Y para ti debería de estarlo también- esta vez se dirigió a mí madre.

- No, para mí siempre será mi hijo- le dijo intentando mantener la compostura.

- ¿Cómo puedes defender a un puto maricón como él?- gritó mi padre a mi madre.

- Porque es mi hijo, y lo quiero tal y como es- le dijo ella llorando.

Yo no me podía mover ni hablar del sitio por los dolores y el miedo, y aunque pudiera no quería entrometerme para no acabar peor de lo que ya estaba. Mi padre vino, me agarró del pelo y continuo dándome golpes mientras me insultaba. Mi madre en cambio le estaba suplicando que parara, que me dejara en paz, y cuando esté paro se acercó a mi madre y dijo algo que no gusta nada que le digan a nadie.

- Elige, o él o yo, tu marido- espetó.

- Mi hijo- dijo mi madre al momento, en un tono calmado aunque intentando no derrumbarse.

Mi padre bufo y se fue de la cocina a su cuarto y a los pocos minutos apareció con una maleta.

- En unos días vendré a por el resto y te llegarán los papeles del divorcio- y se fue.

Distanciados por una ventana (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora