Capítulo I

113 49 54
                                    

—¡Buenos días hermanito!

Abro mis ojos y observo a mi hermana mirándome fijamente

—¿Emily?

—Sí, ¡la única e inigualable Emily!

—¿Sabes qué hora es?

—Ni idea.

—De todas formas gracias por despertarme, de nuevo.

—Hermano una pregunta ¿por qué siempre llegas tan tarde a casa?

—Ya te lo había dicho es el trabajo.

—¿Y los golpes de tu cara?

—…Tu hermano ha sido siempre un torpe que se cae todo el tiempo—rio suavemente

— Umm… Si tu lo dices.

—Bueno me voy a cambiar, en el refrigerador creo que había algo de leche.

— Esta bien.

Genial, otro agradable y maravilloso día de mierda.

Me pongo mi ropa del trabajo que es una camiseta blanca y unos pantalones negros con roturas, intento arreglar mi cabello, que de todas formas nunca me veo presentable.

Me dirigí a la cocina y veo a mi hermana observando el pequeño refrigerador.

—¿Encontraste la leche?—me acercó lentamente hacia el refrigerador donde estaba mi hermana viendo su contenido.

— Sí pero es muy poca—Cierra el refrigerador y me muestra la miseria de leche que había.

— Voy a traer más, de verdad lo siento, ¿había otra cosa?

— Sí, un yogurt, pero esa es tú cena.

— No importa, puedo comer algo más, tomate el yogurt como tú desayuno, y en la comida puedes comerte las galletas que están en la mesa, y en la cena a ver que traigo.

—¿Éstas seguro?

Ella es lo más importante para mí, al final de cuentas no importa si un día no como.

— Por supuesto, bueno ya me tengo que ir, recuerda que por nada del mundo respondas si tocan la puerta y no soy yo ¿bien?

—Bien…

Dándole un abrazo a mi hermana, salgo de mi departamento para dirigirme al infierno.

Mientras caminaba ví a unos hombres borrachos saliendo de una cantina, estaban discutiendo, decidí ignorarlos hasta que pasa poco tiempo y llega una señorita bastante linda y veo que se acerca a esos 2 señores, no puedo evitar sentir curiosidad y me acercó un poco a la escena, pero no tanto para que no fuera visto.

— ¿Cuántas veces más te voy a encontrar aquí William?— exclamó la señorita desconocida.

—¿No ves qué estoy ocupado zorra?

El Tiempo no lo arregla todoWhere stories live. Discover now