CAPÍTULO 9. No importa el abogado, si no la causa por la que se lucha.

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Amadeo.

Cuando Andrés y yo llegamos al tribunal bajamos rápidamente del coche, faltaban unos cuantos minutos para que iniciara la corte y yo quería terminar con este asunto lo más rápido posible.

-No has logrado conciliar el sueño, ¿Verdad?- me preguntó Andrés miradome fijamente.

-¿Porqué lo dices?- contesté.

-Se te nota demasiado. No me digas que es por el caso... ¡Si para ti debe de ser pan comido!- dijo dándome palmadas en la espalda.

Suspiré.

-No, claro que no. Tengo muchos asuntos por resolver como para estar preocupándome por eso.- mentí.

Había estado en vela durante toda la noche pensando en aquella mujer y si por casualidad lograba dormir por un instante, volvía a repetir aquel sueño que dejaba a mi mente y cuerpo extasiado...

Llegamos a la puerta del juzgado. Era demasiado sencillo para mí, que estaba acostumbrado a otro tipo de tribunales, mucho más grandes y en ciudades importantes. Pero esta ciudad era pequeña y apenas contaba con este tipo de recursos.

Mientras nos revisaban los guardias ví a lo lejos un hombre caminando rápidamente hacia nosotros.

Parecía ser alguien a quién solía conocer, pero no lograba recordar quién era...

Hasta que lo ví de cerca... ¡Claro! ¡Era el mejor amigo de Andrés! Recordaba desde pequeño verlos hacer todo juntos, eran inseparables.

Una sonrisa salió de mi boca sin poder evitar sentir un poco de nostalgia al recordar aquellos tiempos... Pero inmediatamente se borró cuando lo ví tomar a Andrés del cuello de su camisa y comenzar a sacudirlo violentamente.

-¡TÚ! ¡ERES UN MALDITO COBARDE!- lo ví furioso, gritando y sacudiendo a Andrés.- ¿CÓMO SE TE OCURRE HACERLE ÉSTO A IDALIA? ¡COMO TE ATREVES, DESPUÉS DE TODO LO QUE LE HICISTE! ¡COBARDE! ¡POCO HOMBRE!

-René, tienes que tranquilizarte porfavor...- escuché a Andrés decírselo sin aire en los pulmones.

Sentí la mirada de René sobre mí.

-¡Y TÚ!- me apuntó con el dedo.- ¡SOLAPANDO LAS COCHINADAS DE TU HERMANO!- negó con la cabeza.- Creí que ibas a ser mejor que esto...- dijo decepcionado.

Los guardias tomaron a René por la fuerza y lo intentaron sacar de las puertas del juzgado inútilmente, mientras él se dedicaba a seguir insultando a Andrés.

-¿Qué está pasando aquí?- escuché la voz de esa mujer que me traía como niño ilusionado...

Inmediatamente me quedé sin respiración. La tenía frente a mí nuevamente y no podía resistir el deseo de tocarla con mis propias manos, solo para asegurarme que fuera real y no una ilusión o un sueño...

René inmediatamente se calmó y su mirada se tornó a la de un hombre preocupado.

-Idalia, ¿Estás bien?- la tomó de los hombros y comenzó a revisarle el cuello y rostro.

Sentía que la sangre se me había subido a la cabeza y un dolor en el estómago.

Verlos juntos... ¿Acaso había algo entre ellos? ¿Cómo era posible que el mejor amigo y la ex esposa de mi hermano..? ¿Cómo le pudieron hacer eso?

-Vamonos.- tomé a Andrés de la camisa y nos fuimos para la corte.

No tenía ganas de hacerle preguntas. Todo estaba claro...

Intenté no pensar en eso, pero me sentía inquieto. No quería seguir ahí...

A los pocos minutos ví a aquella mujer hermosa de vestido negro entrar a la corte, totalmente sola.

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