Las preciadas horas pertenecientes a los fines de semana se habían convertido en mi única dosis de descanso, la dosis que necesitaba para recargar un poco mis energías y así poder afrontar los siguientes días de horror.
Casi se cumplían dos semanas desde aquel evento, dos semanas desde que mi vida en el instituto giró drásticamente en mi contra. Me convertí en un blanco para la crítica y un cero a la izquierda para mis amigos y conocidos en el centro estudiantil.
Ahora mismo tenía mi coche parado en el estacionamiento y no iba a mover ni un dedo de aquí hasta asegurarme que todos estuvieran dentro de sus salones donde no tuvieran tiempo de mirarme con aquellos ojos incriminantes.
¿Cuánto más iba a tener que soportar esta situación? No tenía idea de la respuesta. Probablemente hasta el día en que la ceremonia de graduación me permitiera decirle adiós a esta institución.
Era difícil aceptar mi nueva realidad... No podía hacerlo... Desearía abrir la puerta de este coche sin ningún temor para encontrarme con los tres como antes, hablar con ellos de cosas triviales mientras reímos y sentimos las incontables miradas encima... miradas de anhelo, de admiración y hasta de deseo...
¿Por qué no pudo permanecer todo de esa manera hasta finalizar mi año como lo había deseado?
La imagen que había visualizado de mí en la graduación, ahora era borrosa e incierta... Mi destino en este lugar ahora se resumía en evitar a la gente lo más que pueda para no oír ni ver nada.
Sí, podía parecer un extremista, pero así es como me siento con todo esto.
Mi mundo se derribó.
-Ya casi es hora.- Susurré para mí mismo mientras observaba mi reloj y esperaba la señal.
Alcé la vista y vi a dos personas adentrarse al baño del estacionamiento. Supe entonces que ya era hora de abandonar el coche... Miré hacia mis costados y afortunadamente no había nadie en el lugar por lo que apresuré mis pasos hasta adentrarme al baño con aquellas personas.
-¿Tienes la mercancía?- Escuché ni bien cerré la puerta detrás mío.
Las luces estaban extrañamente apagadas.
-Aquí está todo.- Tomé mi bolso y saqué aquel néctar adictivo que movía el mundo y la voluntad de estas personas.
Una linterna se encendió para enfocar el producto del que yo era responsable y comprobar la calidad del mismo. Y entonces...
-¡¡¡WOW Tae, estas son las cebollas de edición extrapicante!!!-
-Genial, ¿Pero cuál es el punto de apagar las luces, idiota?-
-Es que le da más misterio a este momento.- Respondió su compañero encendiendo las luces del baño.
Cuando estas se encendieron finalmente pude ver el rostro de ambos: Taehyung y Bambam.
Desde que les prometí conseguirles sus adorados snacks, nos hemos encontrado aquí cada día antes de clases para poder entregárselas... Me aseguro de traerles una versión diferente cada día ya que me es divertido verles la infantil reacción entusiasta que ponen cada vez que meto mi mano en el bolso para mostrárselas.
Este método me sirvió mucho para acercarme a ellos, e intercambiar palabras al menos unos minutos. Y aunque siento que he ganado terreno con Bambam, las cosas con Taehyung eran diferentes. Ya no me miraba con indiferencia y desprecio como antes, pero sentía que esta vez era más difícil ganarme su empatía... Desde el día en que lo ignoré en el bar, hubo una especie de click que hizo que las cosas no volvieran a ser completamente iguales.
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Mi Novio Sustituto (Jimin x Jungkook)
FanfictionJuventud, estatus, popularidad, dinero... ¿Podía desear algo más? Creí que no, hasta que él apareció... Sencillo, anticuado, ordinario... No era mi tipo en absoluto, pero en ese momento de desesperación fue mi única opción para suplantar a mi novio...