🥀CAPÍTULO 5🥀

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Durante los últimos días me mantenido ocupada leyendo y pintando el retrato de Alexander, ignorando la presencia de Andrew, quien parecía irritado por ello.

—Deberías salir a pasear con Raisa este domingo —propone la señora Ivanov mientras cenamos.

—No tengo tiempo —dice sin mirar a nadie. Aunque era obvio que no iba a ceder luego del mi comportamiento.

—Vamos, hijo. Los domingos descansas, no entiendo en qué podrías ocuparte. —menciona su madre.

—Ese es el punto, madre; no lo entiende, así que no puedo salir este domingo ni otros. Pero si tanto desea que conozca la ciudad, ¿Por qué no la lleva a pasear usted?

Eso último me hizo sentir como si hablara de una mascota en lugar de mí.

—Yo lo haré —interviene Alexander—. El sábado acamparé con mis amigos en la playa y Raisa puede ser mi acompañante.

—¿Qué opinas, cariño? —me pregunta la señora Isabela.

La felicidad invadió mi cuerpo, no solo porque esperaba que yo tomara la decisión, sino que ir a la playa era uno de mis más grandes deseos desde niña.

—Me encantaría ir —contesto.

—Además, puedes llevarte un lienzo en blanco y pintar...

—Yo no le he dado permiso para ir —interrumpe Andrew.

—No están casados, solo es tu prometida, así que no tiene por qué pedirte permiso para nada incluso después de casados —menciona Alexander enfadado.

—Es mi prometida, mi responsabilidad. Si le pasa algo, sus padres irán contra mí —justifica Andrew.

—Entonces deja tus asuntos, los cuales no entiendo, y ve con ellos —propone su madre.

Todos contemplan a Andrew, en espera de una respuesta, quien, al final, suelta un suspiro.

—Bien, iré —accede.

—Perfecto —la señora Isabela salta de su asiento con entusiasmo, sobresaltando a su esposo, quien había estado ocupado devorando su pay de queso, ignorando la situación en todo momento.

Confundido, lo veo mirar a su esposa y no puedo evitar sonreír.

—¡Vamos, Raisa! Iremos a escoger un traje de baño de mi ropero —la señora Isabela viene hacia mí y me tira del brazo para ponerme de pie, me guía por las escaleras mientras los hombres de la casa nos miran con sospecha.

Al llegar al cuarto, el cual es muy parecido al de Andrew, a diferencia de que el color que predomina en la habitación es el blanco y no hay un librero, me hace sentarme en la cama mientras va a su inmenso armario y comienza a sacar los trajes de baño. Tomo uno cuando los deja sobre la cama.

—Es muy... chico y revelador —murmuro.

—Es un traje de baño, querida. Tiene que ser revelador —menciona—. Este es perfecto para ti —me enseña un traje azul—. Tranquila, puedes ponerte esto encima —agrega al notar mi horror, mostrándome un vestido blanco de tela delgada y casi transparente—. Ve a probártelo. —Señala el baño.

Obedezco y cuando estoy lista, salgo. Y tan pronto la señora Isabela me ve, abre mucho los ojos.

—Es perfecto —dice.

Camino al espejo y miro mi imagen.

¡Dios santo! Mis mejillas comienzan a arder al imaginar que los demás me verán así. El traje se ajusta a mi cuerpo y resalta curvas que suelo ocultar bajo mis vestidos, sin mencionar que el tono de mi piel y ojos azules le daban un toque bastante tentador.

CRUEL (PRÓXIMAMENTE EN AMAZON)⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora