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Cuatro días después del incidente, me encontraba con Manolo jugando videojuegos, es miércoles por la tarde, las tareas ya las había acabado y el evento que me tocaba fotografiar lo tenía para el día siguiente, me encargué de dormir bien después de llegar de clases, luego solo fuimos Lolo y yo por el resto del día, riendo cuando mi hijo señalaba emocionado los gráficos moviéndose, no se porque Mónica le compro un PS2 para su tercer cumpleaños, solo teníamos juegos de carros donde Lolo casi nunca entendía nada, cuando estaba con él nos reíamos al ver como su auto chocaba o el mío explotaba, lo que fuera, sus carcajadas llenaban toda la casa, haciéndome sentir también.

─Lolo, debés de ser el peor jugador de la historia, y por encima de todo, el único que se ríe cuando queda en último lugar.

Mi pequeño me observó curioso pero me continuó mostrando esa sonrisa con dos preciosos hoyuelos marcados a los lados, la cual desapareció cuando ambos escuchamos el sonido de mi celular. Iba a maldecir, pero preferí morderme la lengua hasta que observé el nombre en el identificador: "Horacio".

─Tranquilo tigre, es el tío Horacio.

Observé a Manolo sonreír al escuchar el nombre de su tío, luego sus manitas tomaron el control de nuevo. Inicié otra partida para que se divirtiera mientras pegaba el celular a mi oreja, oyendo la voz alegre y con ese toque infantil que tanto caracterizaba al omega de cresta.

─¡Gusnabo! Hombre, ¿por qué no contestabas?

Conocí a Horacio en la universidad, es un omega relativamente normal, a excepción de su cresta horrorosa cresta azul, tiene un carácter muy agradable, aunque nunca sabe cuando callarse, él cuenta con todas las facilidades para tener a un alfa o beta cuando deseé, sin embargo no ha tenido una cita hace mucho, mucho tiempo, según él.

Nos conocimos un día saliendo de clases, cuando detuve el ascensor para él y me contó la vez que se quedó atrapado en uno, fue gracioso, al final terminé invitandolo a mi casa. Es un omega, no tengo porque temer que me haga algo.

Lo curioso es que no tengo muchos amigos. Horacio contaría como uno de los pocos y el único cercano de la universidad, ¿por qué? No me llama la atención conocer personas, tanto así que de la universidad me voy a casa o del trabajo a la casa, no salgo a citas, voy al bar con un único fin, entonces muchas personas me consideran poco sociable, ¡que les den a tomar por culo! No me importa, Horacio es como esos chicles de los que no te puedes quitar por más que quisieras, puedo intentar desaparecer de la faz de la tierra por una semana, Horacio es el tipo de persona que te llama todos los días con tal de encontrarte.

─Lolo, estábamos en un momento padre e hijo─. Le escuché reír, él siempre era tan alegre.

─Bueno, dale besos de mi parte ¿de acuerdo?

─Claro, uno de tu parte y un triple de la mía, ya sabes.

─Perfecto, pero Perla, no es por Lolo que te llamé ésta vez─. Escuché que suspiro y preparé mi oído, apuesto a que el estaba tomando aire. ─¡¿Cómo es éso de que estabas con Jack Conway en la exposición del sábado?! Dios no puedo... ¿Desde cuándo salen? ¿Te ha mordido? ¿Es tan genial como parece?

Jack Conway, si, suena de puta madre. El perfecto nombre para un alfa estúpidamente engreído que se cree la gran cosa por su posición social, es por éso que no se folla a omegas pobres, aunque estén en celo y desesperados. Si, Conway, el apellido de un cretino, juro que lo único bueno que he sacado de éstos días en celo es que mi omega debe olvidarse de él de una buena vez, no llorar de felicidad por saber su nombre como ahora. Suspire, apoyando mi cabeza en el respaldar del sofá, debería ya de haber cesado ésta ansiedad por él, ¿no sirve que haya pasado todo mi celo con su imagen en mi cabeza? ¿Con su aroma? El pensar en su tacto y sus labios... Oh Gustabo, controlate.

𝒯𝒽ℯ 𝓅ℯ𝓇𝒻ℯ𝒸𝓉 ℴ𝓂ℯℊ𝒶  (editando) Where stories live. Discover now