Aquellos Zapatos

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Rodrigo caminaba por aquellas calle donde vivió hace varios años, antes de que huyera para irse a vivir a Londres donde no lo encontrarían. Su madre aún vive en esa casa, la que parece antigua y mal cuidada por fuera pero por dentro su madre la había remodelado, la había remodelado convirtiéndola en un cálido lugar.

Ahí en la esquina sobre el cable se encontraban un par de tenis colgados, eran suyos, los últimos que había usado antes de irse. En cuanto los vió un escalofrío corrió por su espalda, sus manos temblaron ligeramente y sentía su corazón latir demasiado rápido.

Los recuerdo llegan a su mente de manera rápido, esos tenis eran una advertencia hace tantos años. Nunca les contó la verdad a su hermana y madre, la única que sabía la verdad era su prima, porque fue la única que lo enfrentó.

- Te dije que no te metieras en esas cosas ahora te arrepentiste y tienes que aceptar las consecuencias

Recuerda aquella frase de su prima que le dijo cuando terminó internado en el hospital por una golpiza, jamás se perdonará por hacerla preocupar de esa manera, ella fue la única que estuvo para él.

Hace años se había unido a unos motociclistas, parecían personas de una clase alta y lo eran, la mayoría vivía en grandes casas y tenía las mejores motocicletas. Al principio todo estaba bien, se divertía pero todo cambio cuando uno llegó con drogas, eran parte de una pandillas, él ya había estado antes en una, incluso había estado en una con su primo por lo que no le molesto entrar en ella aunque podía ver la cara que ella le daría, después de todo le había prometido que no lo volvería hacer.

Las cosas comenzaron a salirse de control, querían que hiciera cosas más graves que solo pelear con otras pandillas por lo que se salió pero eso no les gusto.

Empezaron con advertencias luego sustos y al final en la esquina de su casa llegaron a golpearlo hasta dejarlo tirado en el suelo, lleno de sangre y golpes. Término en el hospital internado una semana, estuvo a punto de perder la vista, estaba aterrado, cada vez que cerraba los ojos veía una y otra vez lo que lo habían hecho. Sus pesadillas comenzaron en ese momento y no se detuvieron por un buen tiempo.

Después de eso dejando a su madre se fue a Londres con su hermana donde pasó más de tres años, ahora estaba frente aquellos zapatos y las pesadillas volvieron aunque ellos jamás podrían tocarlo de nuevo, él se había encargado de ello.   

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