Capítulo 3

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Estaba un poco nervioso.

McGonagall me había enviado a la biblioteca a por un libro. Eso era todo.

Pero yo imaginaba que Malfoy estaría allí leyendo, como hacía últimamente, y después de haber pensado tanto sobre su situación, no podía evitar ponerme nervioso de pensar que me lo encontraría de nuevo. Respiré profundamente antes de abrir la puerta de la biblioteca.

Allí estaba, en la misma esquina, comprobé cuando me adentré un poco en la sala. El sol aquel día estaba un poco más escondido entre las nubes, pero eso no impedía que los rayos se reflejaran en su pelo y de nuevo produjeran aquel halo. Por un segundo, me olvidé de lo que había ido a hacer allí.

Pero después lo recordé. Notables nombres de la magia de nuestro tiempo. Notables nombres de la magia de nuestro tiempo... Sin haberlo pensado demasiado, había llegado a la silla junto a la que Malfoy estaba, y sin pensarlo demasiado, me senté en ella.

-Hola, Malfoy.

Él levantó la mirada del libro y frunció el ceño. Cuando comprobó que yo le había saludado, hizo un gesto muy leve que tuve que interpretar como otro saludo y volvió a su lectura.

Miré al frente, decepcionado. Busqué sin moverme la letra N entre las estanterías que tenía delante, sin querer abandonar mi tarea pero sin abandonar la esperanza de continuar.

-Oh... La E... -mascullé para mí mismo al ver que era la letra en que me encontraba, pero vi que Malfoy reaccionaba sutilmente como si no esperara que hablara más. Aquello me dio coraje para preguntarle: -¿Sabes por dónde está la N?

De nuevo abandonó la lectura resignado y comentó con voz mordaz:

-¿Tengo cara de bibliotecaria, Potter?

-Ya... -mascullé de nuevo. No me quedaban opciones, estaba claro que no era bien recibido, y no le culpaba: yo tampoco me aguantaría después de todo lo que había pasado por mi culpa. Miré la mesa y suspiré. Me quedé así unos minutos, sin más, simplemente sentado al lado de Malfoy, sin saber muy bien qué hacer. De reojo, volví a echar un vistazo a su brazo izquierdo, cuya manga se había bajado un poco de nuevo. Allí había algo pero no sabía identificarlo.

Malfoy levantó la mirada del libro por tercera vez, pero en ese momento era mucho más fría que las anteriores veces. Cerró el libro y se subió la manga, y susurró de una forma rota que no me esperaba de él:

-¡Sí, Potter, fui un mortífago! ¡Pero eso ya lo sabías!

Se levantó de la silla y se marchó a toda velocidad.

So close (Drarry)Where stories live. Discover now