Capítulo 24 "El inicio de una nueva etapa."

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— Cuidado donde pisan —advirtió Alec—. Cualquier cosa podría delatarnos.

A medida que nos íbamos adentrando en la cueva todo se volvía más oscuro, a tal punto que tuvimos que prender las linternas de nuestros celulares para saber exactamente donde pisar.

No lográbamos escuchar absolutamente nada, solo nuestras respiraciones; ¿Dónde estaría Gema?

Nos detuvimos al ver dos entradas, ¿por cuál debíamos ir? Agustín se acercó al centro de las dos entradas, y gritó:

— ¡SI ME ESCUCHAS GEMA, POR FAVOR DI ALGO PARA SABER DONDE UBICARTE E IR HACÍA TI! —suspiro al escuchar un susurro proveniente de la segunda entrada.

— Estén atentos, podría tratarse de una trampa —Luke agarro su navaja mientras decía aquello—. Traje otra navaja, espero te sirva Caro —la recién nombrada le sonrió agradecida, ahora se sentía más segura.

La cueva tenía millones de cristales incrustados, se habían topado con más de veinte diamantes; era muy loco, es decir, nadie pudo ingresar a este lugar pues siempre peleaban porque se decía que esto era del pueblo y no sólo le pertenecía a uno: era de todos y cada uno de los habitantes, pero verdaderamente el pueblo jamás tuvo la aprobación para ingresar a verla por dentro, irónico, ¿no? Y ahora ellos habían podido pisarla sin que alguien los tratara de ladrones.

— Preferiría ser ladrón que tener que enfrentar al dueño del cristal —murmuro apenas audible Agustín.

— ¿Cómo? —preguntó Ángel desde su altavoz.

— N-Nada —se sonrojo.

Nuevamente se encontraron con más entradas, por lo que debían volver a gritarle a su amiga, está vez fue Alec.

— ¡NECESITAMOS QUE VUELVAS A HACER ALGO QUE DELATE TU UBICACIÓN! —suspiro cansado, quería volver a casa con Gema; y acabar con todo esto.

— Chicos ayúdenme —susurro la pequeña con las pocas fuerzas que le quedaban.

— ¡Está por aquí! —grito Carolina mientras corría adentrándose más en la cueva, todos le siguieron apresurados—. ¡VUELVE A HABLAR GEMA, YA CASI LLEGAMOS!
— A-Ayúdenme.

Todos miraron a su alrededor parecía estar detrás de alguna de las paredes, escondida.

— Jace está cerca, l-lo escucho —murmuró Gema asustada.

— Tranquila Gema, ya casi llegamos. No salgas de tu escondite, te prometo que todo estará bien —hablo fuerte y claro Ángel.

Todos buscaron la manera de cruzar al otro lado, pues su amiga estaba en peligro y tenían la obligación de salvarle, al fin y al cabo no se lo perdonarían si Gema terminaba siendo otra víctima de ese loco.

— Encontré una ruptura en la pared, pero solo una persona con contextura pequeña podría cruzarla —explicó Luke, quien venía bastante cansado por la corrida que se había pegado.

— Yo iré —susurro Caro, Alec la observo.

— ¿Estás segura? —interrogo su novio, ella simplemente asintió.

La llevaron a la ruptura, y vaya que era pequeña. Apenas cabría su cuerpo allí, suspiró: todo sea por Gema.

— Lleva esto por las dudas —Ian le entregó una pistola, mientras que Gabriel guardó una cuchilla en uno de sus bolsillos traseros; por las dudas.

No se lo pensó mucho y se adentró, algunos cristales le rasgaron la piel y su ropa, pero siguió.

Cuando al otro lado, pudo ver a su amiga escondida detrás de una gran gema, mientras que Jace estaba tratando de alcanzarla, pues se había metido a un hueco donde solamente su cuerpo cabía, ni siquiera ella podría entrar allí.

El dueño del cristal IWhere stories live. Discover now