19. ADMISIÓN

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9 años atrás.


Doyoung estudiaba para su próximo examen de matemáticas en su habitación, resolvía un complicado ejercicio cuando su móvil sonó.

Doyoung —la voz de Jaehyun era apenas un susurro. —Estoy afuera de tu casa.

—¿Por qué no entras?

—Ven por mí —pidió Jaehyun con la voz quebrada.

Doyoung nunca lo había escuchado tan destrozado, corrió escaleras abajo tan rápido como pudo y abrió los portones para encontrarse con Jaehyun. El más alto llevaba una sudadera con la capucha sobre la cabeza como si fuera un delincuente que se escondía de la vista pública, Doyoung se acercó a él y divisó los daños en su rostro.

—¿Te asaltaron? —preguntó asustado, quiso poner sus manos sobre el rostro de su mejor amigo pero temió lastimarlo. Jaehyun negó pero no dio explicación, estaba llorando. Doyoung tomó su mano y lo hizo entrar a su casa, lo llevó hacía su habitación y con vergüenza Jaehyun se quitó su sudadera y se sentó en la cama de Doyoung enfrentándolo.

Doyoung hizo un sonido de ahogo. Los brazos de su amigo estaban cubiertos de golpes y raspones en demasiados lugares. Las lágrimas de Doyoung corrían por sus bonitas y rosadas mejillas de adolescente y él ni siquiera sabía en qué momento había empezado a llorar.

—¿Quién te hizo esto? —preguntó con voz quebrada, Jaehyun no respondió. —¡Jaehyun, por un demonio! ¿Quién fue el maldito?

Doyoung no podía contener su llanto estaba tan molesto, adolorido y frustrado. Solo un monstruo podría hacer algo así a Jaehyun. A su Jae de dieciséis años que era la persona más educada y cuidadosa del mundo. —Dime, Jaehyun. —suplicó.

Mamá.

El gesto de asombro de Doyoung se quedó ahí por un momento en lo que su cerebro parecía procesar la conexión entre la única palabra con toda la evidencia en el cuerpo de Jaehyun.

—¿Qué hiciste? —preguntó Doyoung sin poder adivinar qué cosa tan terrible podría haber hecho Jaehyun para recibir un castigo tan inhumano.

—Le dije... le dije que me gustaban los chicos.

La sorpresa seguía paralizando los gestos de Doyoung, ellos nunca lo habían hablado, pero, por favor, eran los mejores amigos desde preescolar, iban juntos a todas partes, uno dormía en la casa del otro con frecuencia, por lo que ambos sabían aún sin hablado jamás que las chicas no eran lo suyo. Doyoung sabía cómo era la madre de Jaehyun, tan religiosa, siempre hablando de los homosexuales como si fueran la peor aberración en la tierra y lamentablemente un pensamiento idéntico al de su propia madre.

Doyoung se acercó más a Jaehyun, se dejó caer de rodillas frente a él y lo rodeó con sus brazos cuidadosamente.

Ambos lloraron en la misma posición por un rato, sin hablar.

No puedo sacarte de mi cabeza en ningún momento —Jaehyun dijo de pronto y Doyoung levantó su mirada para verlo, presintiendo lo que venía a continuación. —Creo que estoy enamorado de ti.

Jaehyun lo miraba con ojos suplicantes y Doyoung sería un mentiroso si no admitía que le pasaba lo mismo con Jaehyun, no podía dejar de pensar en él a cada momento, si algún día no lo veía, sentía un gran vacío en su interior y cuando la pubertad había traído las erecciones, el delgado y desgarbado cuerpo de Jaehyun había sido lo único en la mente de Doyoung mientras su mano lo ayudaba a alcanzar los orgasmos.

—No lo digas otra vez. Mira lo que te ha costado, no quiero verte así de nuevo. Nunca jamás.

Doyoung salió de la habitación dejando solo a Jaehyun por un rato, al regresar traía consigo un pequeño botiquín.

SE BUSCA ABOGADO (para divorciar a mi ex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora