1. Stanley Marsh

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Nos encontrábamos todos sentados en la mesa grande de la sala de estar de Stan, escuchando atentamente las palabras de Wendy.

— Bien, están los papelitos con los nombres de cada uno de nosotros. Los que salgan irán al armario de allí —dijo ella señalándo uno de los armarios grandes que poseía la casa de Stan— por 7 minutos, y pasará lo que ustedes decidan. Depende de ustedes si quieren que sea "7 minutos en el cielo" o "7 minutos en el infierno".

Todo esto es lo que las chicas querían. No negaré que me picaba la curiosidad de saber cómo terminaría este juego.

Pude notar cómo cada uno tenía una expresión agobiada, no me sorprende ni lo más mínimo.

— Pues bien, ¡tú saca el primer papelito para ver con quién vas! —Dijo Wendy señalándome.

Me paré y me acerqué a dicho bowl turquesa lleno de papelitos con nombres. Lo revolví y saqué uno, tragué saliva dispuesta a leerlo en voz alta sin titubear.

— Stan.

Stan me miró mientras podía ver cómo sus mejillas se tornaban a un color rosa palo, cambiando drásticamente a un rojo carmesí. Comenzé a sentir mis mejillas arder, supuse que me encontraba de la misma manera. Evidentemente no me puse a rechistar por dicho resultado, ¿Cuántas veces te puedes juntar con alguien así de guapo? Puedo aprovechar esta ocasión, o cagarla como nunca.

— Está bien, voy. —Dijo el azabache parándose y entrando en el armario. A simple vista pudimos notar cómo trataba de evadir hacer contacto visual con alguno de nosotros, en especial conmigo.

¿Estará incómodo o no me quiere ni ver en pintura?

Me paré de la silla para dirigirme hacia dicho armario dónde se encontraba Stan. Sentía mis dientes rechinar entre ellos de los nervios que sentiría al estar allí dentro.

Finalmente entré junto a él y cerré la puerta con cuidado. Ví cómo Stan apoyaba su espalda con una de las paredes que habían allí, y miraba hacia un punto fijo que degraciadamente no era yo.

Hubo un momento de silencio en el cuál comenzé a observar dicho armario. Habían cajas en el suelo, ropa colgando de los ganchos de plástico.. Miré todo intentando evitar el contacto visual con Stan, tanto silencio me daba vergüenza.

— Bueno, ¿y de que hablamos?

Parpadeé varias veces y fijé mi mirada en Stan.

— De lo que quieras.

— Mira, yo pregunté primero. —Se me acercó de una manera desafiante, en tono de broma— En realidad no sé que tema hablar.

Reí contagiándole una sonrisa.

— Hmm... ¿qué tal el grupo de fútbol americano? —pregunté.

— Cómo la mierda, la verdad. Nunca me ha gustado tanto pero ayuda a subir mis calificaciones un poco.

— Pues, peor es nada.

Silencio. Otra vez.

— ¿No te gustaría hacer un deporte?

Su pregunta me sorprendió un poco, pero no dudé en mirarle a los ojos respondiéndole.

— Sólo he aprendido a jugar Volleyball, si quiero aprender otro deporte, definitivamente necesito ayuda.

¿Captará la indirecta de que quiero su ayuda?

Stan colocaba sus manos en los bolsillos de sus jeans azules mientras el rubor se iba difuminando por su pálida nariz, la cuál se tornaría roja en unos minutos, o eso parecía.

¡ 𝐒𝐎𝐔𝐓𝐇 𝐏𝐀𝐑𝐊 ! 𝟳 𝗺𝗶𝗻𝘂𝘁𝗼𝘀 (t/n)╰┈➤ +13Where stories live. Discover now