La ventaja del nerd.

El Quirk.

Nadie, repito, absolutamente nadie se metía con Katsuki, a pesar de haber nacido como un omega, eso no le impedía tener una horrible actitud con la que alejaba a cualquier malnacido que intentara siquiera gastarle una inocente broma o acercarse con algún interés romántico. Algunos hasta evitaban el contacto visual debido al inminente peligro que significaba su quirk, había sido bendecido con uno muy especial, nunca perdía la oportunidad de fanfarronear sobre el control que tenía sobre este o dar una pequeña demostración del daño que podría causar si se metían con él.

Bueno, nadie excepto un grupo de "locos", así los veían los demás cuando estaban cerca de Bakugou, lo cual era la mayoría del tiempo. Kirishima Eijirou, Kaminari Denki, Hanta Sero y "El pedazo de basura andante" como lo llamaba el rubio o Izuku Midoriya para los demás. Ellos eran los únicos que tenían el valor de interactuar con él. Casi todos alfas pero demasiados distraídos para siquiera prestar atención a su condición, esto ayudaba también a que ningún malnacido intentara ponerle un dedo encima. Junto con Denki eran los únicos 2 omegas hombres del salón de clases 1-A, por lo cual siempre se ganaban miradas perversas de los alfas de otros años.

Izuku a los ojos del rubio, era un desastre. Se la pasaba restregándose, abrazándolo, abalanzándose sobre él, siempre intentando hacerlo enojar, así que las peleas entre ellos eran recurrentes desde los 4 años de edad. El contacto físico no era algo a lo que Katsuki estuviera habituado, y Midoriya siempre sobrepasaba todos los límites, no importaba cuando le gritara, golpeara o amenazara, aunque recibiera todas las explosiones en la cara y cerca de sus órganos vitales, regresaba al día siguiente con la misma sonrisa boba, sentándose a su lado y preguntando si había desayunado bien.

Llegó un punto en que los gritos eran cosas de cada día, y no le quedó más opción que resignarse, o si no acabaría por asesinarlo, no podía manchar su reputación. Siempre gritaba que se cambiaría de escuela, que le diría a su madre, o que lo denunciaría por acoso, pero la verdad era que su omega se resentía lo días en que Izuku no estaba cerca, casi siempre era cuando visitaba a su madre, o terminaba internado en enfermería.

Recovery Girl no podía negarse a atenderlo pero la mujer odiaba verlo en una camilla al menos una vez cada dos semanas, así que había amenazado con molerlo ella misma a golpes si no reducía el impacto de sus entrenamientos. Entonces Midoriya la pensaba dos veces en hacer algo estúpido pero luchaba con todas sus fuerzas contra el impulso de idiotez, y no siempre lograba hacer algo al respecto.

Katsuki siempre se había preguntado ¿Cómo soportaba todo ese dolor? Todos soportaban el cansancio constante de los entrenamientos y las misiones de práctica, pero Deku parecía siempre buscar los problemas, siempre rompiendo las reglas, siempre sobresaliendo. "Típico de los alfas" pensaba, aunque las clases eran igual de exigentes para los omegas, siempreeran los alfas los que buscaban llamar la atención.

Aunque sabía muy bien,  bien en el fondo, que Deku no era de esa clase, no lo hacía porque sus hormonas le gritaban que debía sobresalir o ser un líder, lo hacía porque de verdad quería salvar a todos aunque eso le costara la vida, y eso le daba un enorme potencial. ¿Potencial para qué?

Tenía una especie de amor/odio con el olor que emanaba el pecoso, ciertos días del mes le daba nauseas porque apestaba a perro mojado, otras veces cerca de su celo podía jurar que era semejante a un cachorro bañado en leche y flores. Y aunque le reclamaba que controlara sus feromonas Izuku no sabía como hacer eso del todo, se la pasaba concentrado en entrenar, observar a los demás y molestarlo.

Odiaba sonrojarse, y la costumbre estúpida de sobreanalizar al peliverde en vez de estar concentrado en lo que Aizawa explicaba, que de todas formas ya se lo esperaba, no era coincidencia que los hubiera llamado en mitad de la noche, no podría volver a la cama hasta el día siguiente.