Capítulo 22

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Había pasado casi un mes. Casi un mes sin ver a Finn. Sin cotillear con Casper. Y sin abrazar a Dylan. Alaska había decidido centrarse en los estudios y aprobar los exámenes finales. Y así lo hizo. Recibía llamadas y mensajes por parte de los tres, pero decidió no contestarles y que Grace les dijera que estaba estudiando. Ya era verano, lo que significaba que ya era vacaciones. Alaska se desperezó. Había estado durmiendo como mínimo más de quince horas seguidas. A lo mejor no tanto, pero Alaska se sentía así de renovada. Decidió darse una ducha no sin antes comentar en el grupo de sus zorritas.

Alaska:

La jefa ha vuelto.

Dejó el móvil encima del lavabo, puso su lista habitual de música y empezó a ducharse. Una vez que salió de la ducha, enrolló su cuerpo con una toalla al igual que su corto pelo. Con la música aún puesta abrió la puerta para coger la ropa. Cuando entró a su habitación se quedó parada. Finn estaba sentado en la esquina de su cama. Ahora él le miraba con una sonrisa pícara.

-Vaya, que recibimiento.-comentó pícaro. Alaska no respondió. Seguía quieta en la misma posición. Su corazón iba a cien por hora debido al reencuentro con Finn. ¿Por qué iba tan rápido? ¿Iba a sufrir un ataque cardíaco, acaso? Alaska reaccionó y lo que hizo fue correr a la habitación de su hermana.

***

-¿Sabes? Me gustabas más con la otra vestimenta.-le dijo con humor una vez que Alaska se sentó a su lado. Ella le pegó en el hombro. Había ido a la habitación de su hermana para que le dejase ropa rápido, y lo más discreto que encontró fue un pantalón de chándal y una camiseta de algún chico.-Por cierto, esa es mi camiseta.-Alaska le miró incrédula.

-¿Enserio?

-No.-le dijo mientras sonreía.-Pero hubiese sido gracioso que volviese a coincidir.-Alaska rodó los ojos.-Vístete, te espero abajo dentro de cinco minutos.-Alaska cada día estaba descubriendo más facetas de Finn. Y esta se llamaba Finn misterioso.

***

Alaska montó en el coche de Finn, tal como le había ordenado. Ninguno de los dos habló por el camino- Alaska sabía que donde le llevaba Finn era una sorpresa, y no quería estropearlo preguntándole todo el camino intentando sacarle el sitio. Porque sabía que al final no lo conseguiría y sería un acto estúpido por su parte. Después de quince minutos dentro del coche donde lo único que se oía el disco My Head Is an Animal de Of Monsters and Men, aparcó. Alaska cuando salió vio donde se encontraban. Era un campo, no había mucha vegetación y restos de basura se encontraban esparcidos por él. Finn cogió de la mano a Alaska y siguieron caminando. El camino, al igual que el trayecto, fue en silencio. Finn derrepente se paró y se puso enfrente de Alaska. Él suspiró mientras le cogía las dos manos.

-Supongo que te preguntarás por qué te he traído hasta aquí.-le dijo haciendo una pausa.-Sé que odias los sitios que se consideran románticos, y esto es lo único que se me ha ocurrido.-Alaska sonrió sin enseñar los dientes. Él también sonrió.-Ha pasado un mes desde nuestro último reencuentro, en él he pensado bastantes cosas. Claramente sobre nosotros. Me gustas bastante, Alaska.-ella abrió la boca para interrumpirle.-Ahora no digas ningún comentario, porque es mi momento cursi. Cuando termine te dejo que te vayas corriendo si quieres.-le explicó, para luego proseguir.-Y no sé, tal vez tienes miedo a comprometerte en una relación, sino me aceptas está bien, pero primero quiero declararme como es debido. La primera vez que te vi estaba bastante triste, tu hermana había roto conmigo y no tenía ganas de nada. Pero después te vi a ti, de pie en el metro, y encima escuchando The Kooks y no sé lo que pasó, pero me alegraste el día. Tú nunca lo llamarás amor a primera vista, porque no crees en ese tipo de cosas. Pero a lo mejor fue eso lo que sentí. Sentí que debía conocerte, pasar el resto de mis días a tu lado. Y dios, suena tan precipitado y estúpido. No nos conocemos ni de un año y mira todas las barbaridades que digo. El amor nos vuelve estúpidos. Tú me volviste estúpido, pero no te culpo de ello porque, me atrevería decir enamorado, de ti conlleva a ser estúpido no negaría dos veces en quererte. Y te he llevado a este sitio cutre, te estoy diciendo todas estas cursilerías y ahora solo falta hacer algún comentario sobre mi, alias bellezón para que las tres c's se cumplan. Y las acabo de cumplir. Y antes de que salgas corriendo solo quería preguntarte, ¿te gustaría ser mi novia?-Alaska se quedó muda. Paralizada. Una parte de ella quería llorar y la otra parte, vomitar. Era todo tan cursi pero a la vez lo más bonito que le habían dicho. Nunca se imaginó que nadie le dijese semejantes palabras o parecidas. O simplemente nada.-No corres, eso es bueno.-comentó Finn con humor. Alaska no sonrió. Se acercó poco a poco a Finn y le abrazó. Finn tardó en reaccionar pero también se unió al abrazo.

-Eres tan cursi, Finn.-le susurró aún abrazada a él. Sintió como el pecho de Finn vibraba debido a que se estaba riendo.

-Lo sé.

-Y también un cutre.

-También lo sé.

-Por no mencionar tu estupidez.-Finn volvió a reír.-Y tu risa, es irritante. Y la manera en que sonríes por todo, también lo es. Oh, y cuando te empeñas en que salga y haga cosas que no quiero hacer pero al final las hago y me divierto por lo que te tengo que dar la razón, también lo odio. Y cuando te haces el misterioso, por dios Finn...-él le interrumpió.

-Creo que prefería que te fueses corriendo antes que me dijeses todos mis defectos.-Alaska rió.

-No me has dejado terminar.-hizo una breve pausa.-El caso es que estás lleno de defectos, Finn. Y no sé como te lo montas para que me aún así te vea perfecto.-finalizó. Hubo un silencio. Ambos seguían abrazados. Su respiración al igual que sus corazones iban al mismo compás.

-Woow.-dijo Finn finalizando el silencio.-Alaska siendo cursi, creo que me podría acostumbrar a ello.-Alaska rió. Quiso pegarle. Pero no lo hizo porque no se quería separar del abrazo.

-Pues no te acostumbres, Alaska la cursi es la primera vez y última que sale. Me encargaré que la Alaska borde y la sarcástica se encarguen de matarla. Pero tranquilo, todo quedará como un accidente.-le contestó con humor. Finn rió.

-También me gusta la Alaska borde y la sarcástica. ¡Cuanto más Alaskas, mejor!-exclamó. Alaska rió.

-Eres estúpido.

-Pero este estúpido ha sido testigo de la Alaska cursi.-dijo orgulloso. Alaska se separó y esta vez si que le pegó en el pecho. Finn tenía ambas manos en la cintura de Alaska.

-Dios mío esto es tan cursi que quiero vomitar.-dijo con una mueca de asco. Finn soltó una carcajada.-Prométeme que si te digo que sí, no pasaremos más momentos cursis.-Hubo una pequeña pausa donde Finn pensaba las palabras que diría.

-No te prometo nada.-se decantó por decir.

-Bueno, siempre nos quedará la separación.-dijo encogiéndose de hombros. Finn le imitó.

-Vuelvo a formular la pregunta, ¿te gustaría salir conmigo, Alaska?

-Si Finn, me gustaría salir contigo.

Alaska.|Primer Libro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora