5- Elemento

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Me quedé quieta unos segundos, no sabía cómo procesar lo que acababa de escuchar, digo, ni siquiera entiendo por qué me estaba afectando tanto, no debía sorprenderme, es exitoso, por los trajes y la oficina que tiene se nota bastante que tiene mucho dinero, por no hablar de que trabaja para una de las firmas más importantes del mundo, por supuesto que ha de tener mil mujeres a sus pies, y por supuesto, un matrimonio fallido era de suponerse. Se ve demasiado joven, así que debo suponer que no llevaban demasiado tiempo juntos.

-¿Qué te molesta Mara?- levanté la cabeza, frente a mí él estaba ordenando unos últimos papeles antes de cerrar su costoso maletín, ni siquiera me fijé que terminó de hablar por teléfono.

-¿Ah?- estaba sorprendida, y seguramente era más porque era la primera vez que me tuteaba- Nada, señor, sólo estaba pensando en algo- me reí nerviosamente antes de llevarme el cabello tras la oreja.

-Hmm- dijo despacio, sus ojos se pasearon por cada parte de mi rostro, parecía que estaba analizándome- ¿Lista?- preguntó tomando su maletín para ir hacia la puerta que da a mi oficina.

-Claro- dije apresurándome a tomar mi bolso y apagar la computadora.

-Que tenga un buen resto de jornada, señor Henderson- saludó cordial Oliver cuando pedíamos el ascensor.

-Igualmente- cabeceó una vez con una media sonrisa mi jefe, mientras Oliver me hacía ojitos por el grandioso trasero del imponente hombre a mi lado, rodé los ojos, intentando ocultar una sonrisa.

Entramos en el ascensor, donde sólo había una mujer con expresión molesta, sus finos tacones negros resonaban en el cubo metálico cuando subía y bajaba el pie con impaciencia. Llevaba un traje con falda extremadamente apretado, o simplemente le quedaba chico, vaya a saber uno, lo que sí, lo primero que llamaba la atención cuando la veías eran sus interminables sensuales piernas blancas, y su cabello rojizo que hacía juego con su labial. Su expresión flaqueó un poco al ver al señor Henderson, pero luego sonrió de lado, tan sensualmente que rodé los ojos, ¿Podía haber gente tan obvia? Pero por supuesto, nadie lo notó.

-Pero si es Adam el ingrato- sonrió llevándose el cabello tras el hombro, haciendo que su fuerte perfume floral inunde el lugar.

-¿Por qué ingrato Dakota?- respondió éste antes de presionar el botón del subsuelo y cruzarse de brazos para ponerse frente a frente a la mujer, separados por mí, genial.

-Porque no has ido a visitarme ni una sola vez ésta semana, ni la pasada, ¿Es que ya te aburriste de mí?- sonrió antes de morderse una uña, esta vez tuve que suprimir rodar los ojos, ya que el señor Henderson no se fijaba en ella, traía los ojos clavados en mí, nuevamente estudiándome, si va a hacer esto siempre va a matarme.

-Créeme Dakota, no podría hacerlo por más que quisiera- dijo por fin sacando la mirada de mí, para darle una mirada... ¿Sarcástica?, en todo caso, ella no lo notó, rió con ganas caminando hacia él para recorrer sus uñas de color rosa por todo el largor del brazo de mi jefe- Dakota, déjame presentarte a Mara, mi nueva asistente, Mara, ella es Dakota Brown, socia de la compañía- sonrió cordial, pero parecía aburrido.

Tuve que suponerlo, transmite un aire totalmente diferente, como si el lugar le perteneciera; levanté una mano- Mucho gusto- dije con un intento de sonrisa, algo no me gustaba de esta señora, y al parecer al jefe tampoco.

Dakota pasó primero la mirada por el señor Henderson, que me miraba otra vez sin mucho disimulo, y luego a mí, antes de sonreír a duras penas- El gusto es mío- el ascensor entonces anunció que llegábamos al primer piso y con eso ella dejó salir un suspiro de alivio-Bueno, pasa a verme corazón, extraño atarte a mi silla- eso último lo dijo en un susurro a su oído pero evidentemente demasiado fuerte para que yo también la oyera.

Broken Sin / 18+Where stories live. Discover now