*Junto a mi*

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—Siempre quiero que estés así —susurró Serena, de forma acaramelada. Acababan de salir de una función de cine, y habían estado caminando en plan romántico por la plaza, hasta que ella de repente se había detenido y lo había encarado, para luego abrazarse a él. Darien soltó una risita mientras correspondía a aquél inesperado abrazo,  abrazándola aún con más fuerza.

—¿Cómo? ¿Abrazándote? —besó sus cabellos, y la chica levantó la cabeza, y lo miró directo a los ojos. Y como siempre sucedía,  él quedó inmediatamente perdido entre la dulzura de su mirada cielo.

—No. Así. Siempre junto a mi —Darien sonrió, complacido con su petición. —Prométeme, que si algún día muero, siempre pensarás y estarás junto a mi —él
suavemente sujetó su mentón, con dos de sus dedos.

—Lo prometo. Siempre estaré junto a ti mi amor —sururró antes de darle aquél beso que como siempre, lo hacía sentir que casi dejaba su alma en sus labios....

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Darien y Serena, eran una joven pareja que estaban a unos cuantos días de casarse. Ambos eran muy felices. Siempre soñando e imaginando cómo sería su vida estando juntos. Prometiendo siempre, pasara lo que pasara, estar unidos. Una de esas tantas veces que salían juntos, después de que Darien había llevado a Serena a cenar, ambos como siempre en su plan de enamorados se fueron caminando de la mano para regresar a la casa que ya compartían. Les faltaba una cuadra por llegar, cuando lo que les sucedió a continuación, pasó tan rápido, que Darien, aún después de que ya había pasado una semana, seguía sin creerlo.

Una camioneta oscura se había estacionado repentinamente alado de ellos, y de ésta, habían bajado unos sujetos encapuchados, los cuales con violencia le arrebataron a Serena de los brazos. Darien había intentado defenderla. Había hecho lo que estuvo en sus manos para rescatarla, pero todo su esfuerzo había sido en vano. Habían secuestrado a su prometida, y ya se había cumplido una semana sin saber de ella. Vivía en agonía cada día. No dejaba de culparse por haber dejado que se la quitaran, ni dejaba de recriminarse por no haber hecho más. Apenas podía conciliar el sueño. Las pesadillas constantes dónde veía como se la arrebataban no le dejaban vivir. Hasta que un día, la policía llegó con la inesperada y terrible noticia. Había sido hallado el cuerpo acribillado de una chica, debajo de un viejo puente, dentro de una bolsa. Darien se negaba rotundamente a aceptar que fuera ella, hasta que las pruebas le dijeron lo contrario.

En el peritaje se había escrito que la joven chica de veintiséis años, había sido abusada sexualmente, para después salvajemente torturarla, golpearla y matarla, ocultando su crimen de una manera cobarde, dejándola dentro de una bolsa. Darien se sintió terrible. Sentía que había sido su culpa por no defenderla como había prometido. ¿Porqué le habían hecho algo así, a ella, que era tan noble y amorosa con todos?. Darien quedó hundido en la tristeza. Y más cuando, como siempre sucedía, los culpables de esos actos crueles no aparecieron. Su vida cambió por completo. De tener una vida con felicidad extrema, pasó a tener una vida sombría y desgraciada. Los bares fueron su nuevo hogar. No había día en que, lleno de dolor y resentimiento, no se embriagara. Así como no dejaba de culparse una y otra vez por lo que le había pasado a su prometida.

—No... No, no, no, ¡Por favor, no!! ¡Serena!! —gritó Darien, despertando de ese mal sueño, frotándose la cara, y echándose a llorar después.

Casi todas las noches tenía pesadillas constantes en donde ella le pedía ayuda a gritos. Pesadillas espantosas dónde se imaginaba como la habían torturado, como la habían hecho sufrir cruelmente. Diariamente vivía con el remordimiento, sin poder salir de esas dolorosas y crueles pesadillas, hasta que uno de esos días, minutos después de la media noche, entre sueños, escuchó susurros diferentes dentro de su inconsciencia alcohólica. Ese día no había ido a algún bar. Llevaba todo el día tirado en la cama, con botellas de alcohol alado como su nuevo alimento. Gruñó sin querer abrir los ojos cuando volvió a escuchar como lo llamaban. Y no fue hasta que escuchó con claridad como esa voz melodiosa dijo su nombre, cuando abrió los ojos. Desorientado y mareado por los efectos del alcohol, logró levantarse de la cama. Cuando aún su cabeza le daba vueltas, fue cuando de forma más clara volvió a escuchar su nombre.

ONE SHOTS DE HALLOWEEN 2020🌙  (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora