MN II. Narcos vs Adolescentes.

37 10 24
                                    

—¿Qué mierda, Pey?! ¿¡Que crees que haces?!

—¡¿Qué haces tú acá? —Chillé al mismo tiempo.

Mi respiración estaba tan agitada, presionada contra mi pecho. Mi sangre helada volvía al cuerpo con fuerza, mareándome un poco. Había sido el susto de mi vida.

Me había creído muerta y en una bolsa negra para la mañana.

•••

Peyton Beckett

Bufó.

—¿Qué crees? Pasando el fin de semana de acampada —murmuró con sarcasmo, su voz estaba tan tensa que no necesitaba verlo para saber lo furioso que estaba—. No puedo creer que realmente... Te metiste.

—¿Me metí? —Estaba a la defensiva y no podía controlarlo—. ¡No soy la única, también estas aquí! ¿O estoy alucinando contigo?! —le reclamé enojada.

—Gran momento para el sarcasmo, Beckett. —Como si él no hubiera empezado—. Habíamos acordado no venir.

—No. Jamás hicimos eso y si lo hubiésemos hecho, ¿qué diablos haces aquí rompiendo nuestro pacto imaginario?

Rodó sus ojos. No tenía tiempo que perder en esto, América estaba ahí fuera sola y cada segundo en la MN contaba uno menos para nosotras. Mi indignación podía esperar, igual que la suya.

—Pensé que me conocías lo suficiente para no sorprenderte por esto. Pero, ¿sabes qué? No tengo que darte explicaciones, Mason. Muévete, tengo algo que hacer y no te incumbe.

No lo hizo, es más, sus brazos se tensaron alrededor. Estaba tan molesto que podía sentir su ira como una ola hasta mí.

—Ándate, Beckett. Va a irse todo a la mierda si sigues jugando a la detective. ¿Sabes lo peligroso que...

Lo interrumpí.

—Si, lo sé, no es mi primera vez. Ahora como te dije, sal de encima de mí, me están esperando, y tú no eres quien para decirme qué hacer.

Y una mierda me hizo caso.

—Mason... —advertí, mordiéndome la lengua—. ¿Vas a jugar también a ser mi salvador o algo así? No me jodas. —Rodé los ojos, burlándome, es que tenía que salir y ahora mismo, me sentía tan agresiva, que no me importaba cómo—. Te dije que encontraría a mi hermano, no importaba qué, y sinceramente, no podías pensar que podías apartarme de aquí sólo pidiéndomelo bonito —excusé esperando una mejor reacción.

—No, claramente debí saber mejor que intentarías algo así. Lo que es muy estúpido de tu parte.

—¿De la tuya no? No sabía que eras Superman y podías contra todo, lo siento Mason, no caí en cuenta de la realidad.

—Ah, no, eso lo tengo en claro, si es que no te importa joderte la vida, ni...

Lo interrumpí antes que usara las palabras que me sacarían del poco eje que todavía encontraba en la situación.

—Si, juzga todo lo que quieras, y mientras estás en eso, deja de tratarme como si fueras mi dueño, que soy capaz de tomar mis propias decisiones, estúpidas o no, gran gurú espiritual.

Sus manos se apretaron en un puño a mi lado y me importaba poco.

Apostaba mi vida a que era mi actitud la que tanto le molestaba. La rebeldía, el no arrepentirme de nada, la inconsciencia, todo mezclado en un combo de un metro setenta y algo.

—Un día tu mundo de unicornios te explotará en la cara y no será tan colorido como crees.

Gruñí, bien, esto era juego sucio a partir de ahora.

Persiguiendo Errores. | #1Onde histórias criam vida. Descubra agora