《Capítulo 12》

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Quizá era culpa de los dos. Se habían casado sin saber mucho el uno del otro, cada uno con sus propias intenciones.

Y en sus intenciones no entraba confesarle todo al otro. Posiblemente porque ese tipo de discusión profunda estaba asociada a las relaciones románticas y la suya no lo había sido.

Los enamorados querían saberlo todo sobre el otro desde el primer día y Yoongi no había querido saber mucho sobre el pasado de Jimin.
Le parecía estupendo como esposo, un hombre guapo e inteligente, y eso era en lo único en lo que estaba interesado.

Pero ahora todo había cambiado.

-Sospecho que mi marido guarda muchos secretos -murmuró, intentando disculparse. Aunque él había hecho lo mismo.

Nunca le había contado a Jimin aquel último día con Jisoo. Las cosas que le había dicho y hecho fueron como un cuchillo en su corazón.

No le había dicho a Jimin que se había casado con él como un instrumento de venganza, que al principio le daba igual tener hijos o no.

Lo había mostrado ante el mundo, y ante Jisoo, como si fuera un trofeo, sin que le importara un bledo el joven que había bajo esa fachada tan hermosa.

Sin embargo, sin saber cómo, Jimin se le había metido en el corazón haciendo que olvidara a Jisoo por completo.

Y ahora... ahora ni siquiera lo reconocía.

Eso también fue como un cuchillo en su corazón. ¿Y si nunca lo recordaba? ¿Qué haría entonces?

La noche anterior había querido que Jimin lo mirase con deseo. Y lo había hecho. Más de una vez. Hoy, se contentaría con que recordara su nombre.

-Por Dios bendito, dígame que esto es sólo algo temporal.

-Ojalá pudiera hacerlo -contestó el médico-. Por supuesto, he estudiado la amnesia, pero... Según los libros, la mayoría de los pacientes que sufren amnesia se recuperan en poco tiempo.

-¿Pero no todos?

-No, no todos. Además, yo no tengo gran experiencia en ese campo. Tendrá que hablar con un experto. El doctor Choi es el jefe de neurología del hospital, él le dirá todo lo que sepa.

-Pero...

-Lo siento, señor Min, pero tengo que volver a mi consultorio. Le sugiero que vuelva a su casa hasta que le llame el doctor Choi. No sé a qué hora llegará porque no está de guardia...

-¡Irme a casa! Mire, Jimin cree que soy de la policía. ¿Por qué no puedo quedarme con el hasta que llegue el doctor Jung? Debe de estar asustado al verse en un hospital, pensando que su marido ha intentado matarlo...

El doctor Kim no parecía convencido.

-¿No es mejor que esté con el? -Insistió Yoongi -. Si cree que soy de la policía, se sentirá más tranquilo, ¿no le parece? Podría decirle que estoy aquí para protegerlo. Le prometo que no le diré quién soy, que no haré nada que lo disguste.

El médico se lo pensó un momento...

-¿Qué daño podría hacerle?

-Muy bien, muy bien. Pero le diré a las enfermeras que vengan a echar un vistazo de vez en cuando. El paciente Min Jimin se encuentra en un estado muy frágil, señor Min. Si lo perturba por alguna razón, tendrá que irse de aquí. ¿De acuerdo?

-Lo que usted diga.

Jimin intentaba permanecer despierto, pero se le cerraban los ojos, como si sus párpados pesaran una tonelada. Y no podía pensar con claridad.

El médico debía de haberle dado algún sedante.

Pero dormirse era muy peligroso. Kai estaba por ahí, en algún sitio, esperando su oportunidad para llegar a el y terminar lo que había empezado en el coche.

Jimin mantuvo los ojos fijos en la puerta y se obligó a sí mismo a permanecer despierto, seguro de que, en cualquier momento, ésta se abriría y aparecería su marido.

Su única arma contra él sería su voz. Podía gritar para llamar la atención de las enfermeras. Pero no podría hacer eso si estuviera dormido...

El médico había intentado tranquilizarlo, pero Kai no era un hombre al que se pudiera detener fácilmente. Podía imaginarlo convenciendo a la policía y al personal del hospital de que su esposo estaba loco. Llegaría hasta el, de alguna forma.

Lo quería muerto. A el y a su hijo.

El corazón de Jimin estuvo a punto de saltar de su pecho cuando la puerta empezó a abrirse...

Había abierto la boca para gritar cuando comprobó que era una de las enfermeras, seguida del policía de pelo rubio que había visto antes con el médico.

El alivio hizo que dejara escapar un sollozo.

La enfermera se acercó a la cama, con expresión amable.

-Este señor se va a quedar un rato con usted. Pero no debe hablar, señorito Min. Cierre los ojos y duerma un rato.

Jimin frunció el ceño.

-¿Cómo me ha llamado?

La enfermera se mordió los labios.

-Ay, se me había olvidado -murmuró, mirando al guapo detective.

-No pasa nada -dijo él, intentando arreglarlo-. Es un error normal. No se preocupe, yo me encargo de todo.

-¿Está seguro?

-Absolutamente.

Yoongi cerró la puerta de la habitación. Y mientras lo hacía, decidió que la mejor medicina para Jimin era decirle que había perdido la memoria y que su violento ex marido estaba muerto y enterrado.

Mucho mejor eso que pasar la noche temiendo que su marido entrase en cualquier momento para matarlo. Había visto pánico en sus ojos cuando entró en la habitación.

El doctor Kim podía pensar que lo hacía en beneficio del paciente, pero evidentemente no entendía la situación.

¿Qué era mejor, decirle la verdad o dejar que pasara miedo durante toda la noche?

Era mejor decir la verdad. Mucho mejor.

Yoongi volvió al lado de la cama y se sentó en una silla. Qué pálido estaba. Pálido, asustado y frágil.

Pero entonces vaciló. ¿Estaba Jimin listo para recibir esa noticia?

El hombre con el que se había casado lo estaría. Pero aquél no era el mismo. Aun así, debía conocer la verdad. Cualquier otra cosa sería una crueldad.

-¿Te encuentras bien? -preguntó, pensando en lo hermoso que era, a pesar de su palidez y de su pelo alborotado.

-Estoy medio dormido, pero debe decirme qué está pasando. ¿Por qué me ha llamado así la enfermera?

-Te aseguro que no corres ningún peligro. Tu marido ya no puede hacerte ningún daño.

-¿Está en la comisaría? -preguntó el con voz temblorosa.

Sin recuerdos {Yoonmin} 《TERMINADA》Where stories live. Discover now