Falsedad al Descubierto

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Entro a la cabaña que está en medio de este bosque tétrico y avanzo mientras las tablas rechinan.

—¿Mamá? —mi voz resuena en la diminuta sala y se pierde en la oscuridad.

—¿Papá? —llamo y nadie me contesta.

Una mano se posa sobre mi boca y no me deja hablar ni respirar, siento una respiración pesada en mi nuca y la desesperación se apodera de mí.

—Cuando alguien se esconde, es porque no quiere ser encontrado. Niña tonta. —al instante que escucho esas palabras, mi mente no puede tratar de reprimir la ola de emociones que me invade, la tristeza y la decepción se hacen presentes, mi corazón se rompe y se envuelve en un vacío interminable.

Una navaja atraviesa mi pecho y mi sangre comienza a filtrarse a través de la herida abierta.

Mi madre me tira al piso y me saca la navaja, limpiándola con la manga de su chaqueta.

Me observa imperturbable durante varios minutos hasta que posa su vista en otro punto de la habitación.

Veo a mi padre sentado en una silla con las cuencas de los ojos vacías y con sangre seca sobre todo su cuerpo.

Un grito ahogado trata de salir de mi garganta sin éxito y caigo de rodillas al suelo, aquella mujer que yo solía llamar madre vuelve a acercarse a mí.

Enrolla un cordón alrededor de mi cuello y tira de él hacia ella, impidiéndome respirar.

Mientras intento zafarme del maldito cordón que mi ''madre" sostiene, con el único objetivo de asfixiarme, de mi herida sigue brotando sangre por montones. Y mi mente no puede salir del caos en él que está ahora.

Golpeo con mis manos a mi madre tratando de zafarme de su agarre, pero es inútil, tiene mucha más fuerza que yo.

Utilizo mis piernas y trato de patearle, pero cada vez que me muevo o hago algún esfuerzo un fuerte dolor abruma mi cuerpo que, de por sí, ya está muy adolorido y delicado.

Escucho su risa mientras me mata lentamente.

—Esto ha sido muy divertido, ver tus acciones autodestructivas me ha causado mucha gracia. Ver cómo te echabas la culpa y todas esas cosas. Ha sido muy divertido, no he parado de reírme —carcajeaba mi vil madre. Mi corazón se estruja y siento que me voy quedando sin fuerzas.

—¿Por qué nos has traicionado? —susurro entre lágrimas que mis ojos han desprendido sin que yo me haya dado cuenta.

—Solo he quitado lo que me estorbaba, no te ofendas —se burla. —Necesitaba que se murieran y ahora lo he conseguido.

—¿Qué has conseguido? —mi voz ya casi ni se escucha, pero aún trato de hablar.

—He logrado posesionarme de toda la empresa. Tu inútil y moralista padre está muerto, y tú, mi ingenua hija morirás pronto. Así la empresa solo tendrá una dueña. Y esa, seré yo. — su rostro se distorsiona creando una perturbadora imagen.

Sigue golpeándome, se posiciona encima de mí para poder tener más dominio de mi cuerpo. Mi voluntad es quebrantada por el dolor. Voy a rendirme, pero no puedo hacerlo, no debo rendirme.

Mi cerebro reproduce en mi mente todos los recuerdos con mi madre y mi padre, mi memoria trata de borrarlos, pero no lo logra.

Uno de los primeros momentos memorables es mi graduación, ella me miraba dulcemente pero siempre con un destello de misterio, un misterio que quería ocultar.

Ella lo había planeado todo desde hace tanto tiempo y había estado jugando con nuestras voluntades. Nos había manipulado y nos había hecho creer que ella era la buena. Pero ella nunca fue la buena y ahora me doy cuenta.

Mi vista va perdiendo claridad, mis brazos caen hacia un lado y ya no puedo defenderme.

Ella ha ganado y yo he perdido.

Escucho un sonido, y mi madre voltea. Se levanta y se dirige hacia el causante del ruido.

Pierdo el conocimiento y quedo inconsciente.

POV FLORIÁN

Nos adentramos más, y observamos la escena. La señora Strong está ahorcando a Heaven. Nos movemos un poco y chocamos contra una silla, nos miramos entre nosotros y tratamos de escondernos.

Todo va bien hasta que vemos el cuerpo inerte del señor Strong atado a la silla que botamos. Me acerco a examinarlo y con terror noto que sus ojos han sido extirpados. Solo quedan dos cuencas vacías en donde deberían estar sus ojos.

Me levanto del suelo y alzo la vista, topándome cara a cara con la presunta asesina.

—¿Está viva? —pregunto titubeando debido al miedo.

—Sí, lo está. —sus ojos oscuros iguales a los de su hija me despiertan del estupor.

—Mi padre tenía razón, no todo es lo que parece. —me alejo poco a poco tanteando con mi mano la barra de metal que se encuentra a mí atrás.

—Ni se te ocurra —amenaza. Sus labios se curvan formando una sonrisa retorcida.

La mujer se va acercando hacia mí, cortando la distancia que yo había ampliado.

Su voz se apaga cuando alguien detrás de ella le rompe una silla en la cabeza.

—¡Heaven! —grito. Otra persona aparece detrás de ella. Un rostro conocido aparece y hace lamentarme todo lo que lo lloré.

—No lo hagas hermano —ruego.

Heaven voltea y se tapa la boca ante el asombro.

Todos pensábamos que Joe había muerto y él ahora, estaba parado justo ahí. Joe agarro a Heaven del cuello y le apuntó con un arma en su costado.

Lort, lort. —los vi alejarse hasta que desaparecieron totalmente de mi vista.

—Florián, ¿Qué fue eso? —llegaron gritando Dakota y Jano.

—Joe está vivo y ... Y no es de los buenos —lamenté.

—¿Qué? ¿Pero, cómo? —preguntó con confusión Dakota.

—No lo sé. Pensé que él había muerto.

—¿A dónde crees que haya llevado a Heaven? —interrogó Jano.

—Ni idea, siento que no conozco a mi hermano.

¿Realmente conozco a mi hermano? ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Por qué no he reaccionado?

—Él mató a mamá —susurro.

—Quizás —contesta Dakota. —Él me dijo que me vaya, por eso me salvé.

—¡No lo puedo creer! —grito mientras golpeo la pared con mi puño.

Jano sale de la cabaña y Dakota va a amarrar a la señora Strong.

Odio no tener el control de las cosas y es aún peor cuando esas cosas me importan.

Corazones Ambiciosos | CORRIGIENDOWhere stories live. Discover now