Haikyuu!! One shots ★ [Miya Edition]

04 | Impulso

Resumen: Suna no se definiría a sí mismo como alguien que actúa siempre movido por sus impulsos, al contrario. Pero, entonces, llega Osamu y destruye todos sus esquemas con solo devolverle la mirada.

Aclaración: Fanfic ubicado en el pre-time skip. Dentro del canon, solo Suna y Osamu están en la misma clase, pero aquí puse a todos los del segundo juntos porque sí (?)

Ship principal: Miya Osamu x Suna Rintarou.

Palabras: 4226.

Género(s): K+, Fluff, Romance.

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Suna no se definiría a sí mismo como alguien que actúa siempre movido por sus impulsos, al contrario.

Sí, admite que, muchas veces, todo lo que quiere es apoyar la cabeza en cualquier superficie apta (almohada, escritorio, pupitre, ventanilla del autobús...), cerrar los ojos y dejar que la vida y la situación del momento lo arrastren fuera de la pereza y lo obliguen a decidir algo, y que esto sea más próximo a lo correcto. Sin embargo, con todo y esa actitud desganada, le gusta creer que es de los que se detienen a pensar –y, en ocasiones, sobrepensar– con cuidado las cosas antes de simplemente lanzarse a ellas.

Puede decir con seguridad que todas esas provocaciones y/o manipulaciones que le surgen, de tanto en tanto, contra algún jugador del equipo contrario de turno, o esos comentarios sarcásticos sueltos hacia sus propios compañeros, o el hecho de que su galería esté llena de fotografías y videos de momentos vergonzosos de algún conocido al que existe la posibilidad de chantajear alguna vez... todo eso, en algún grado, ha sido calculado. Más de una vez, ha planificado ese tipo de cosas con bastante anticipación (o hubo predicho que sucederían); otras veces, lo ha conseguido todo de manera tan espontánea que resulta aún más hilarante. No obstante, todas las veces ha terminado analizando con detenimiento la utilidad de conservar tal o cual archivo multimedia, o ha sido consciente de la diversión que le causa (o le causaría) el solo ver una pequeña mueca de irritación por parte del otro.

Entonces, si siempre está pensando en todo cuidadosamente, antes y después de hacerlo, ¿por qué con ese chico tiene que ser diferente?

¿Por qué solo Miya Osamu es capaz de destruir todos sus esquemas y causar que él, el frío y calculador Suna Rintarou, termine moviéndose por mero impulso? Es que no puede ser llamarlo de otra forma, porque Suna puede jurar que el funcionamiento de su cabeza parece detenerse y cambiar de golpe (y en su totalidad) el flujo de sus pensamientos con solo mirarlo.

Y tiene que admitir que, de hecho, le gusta mirarlo. Bastante.

Osamu, desde el principio, ha sido como un enigma para él. Verdaderamente indescifrable. Comparado con Atsumu, da la impresión de ser más serio, menos expresivo, más tranquilo. Sí, se podría decir, a simple vista, que es la versión soportable de Atsumu (y, al menos la mitad del club de voleibol del Inarizaki, que son quienes más tratan con ellos, debe pensar lo mismo).

Sin embargo, gracias al tiempo que lleva con los ojos puestos en él, Suna podría decir que no es una cosa tan sencilla como esa. Porque toda esa fachada pacífica se desmorona completamente cuando su hermano lo desafía de alguna creativa manera, lo que ocurre repetidas veces en un solo día. Y es increíble cómo, en esas situaciones, Osamu parece otra persona totalmente distinta, que puede llevar la competitividad a mil, perder los estribos a tal punto de darle algún que otro puñetazo al otro (o alguna patada voladora, cuando amerita) y, las más de las veces, seguirle el juego y decir cosas tan estúpidas que parece imposible de creer que ambos tienen diecisiete años.