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"Rosa abandonada" 




Narra Louis:


—Te irás si te lo cuento. —respondió, me miró a los ojos por un momento —Duerme aquí, mañana vendré por ti, no quiero que me veas así. —se soltó del abrazo y me dejó sólo.

Quedé unos segundos embobado viendo cómo se alejaba, cuando recuperé los sentidos salí corriendo detrás pero no logré alcanzarlo. Se había ido, me había dejado sólo a kilómetros de Doncaster en una habitación de hotel de una ciudad que no conocía. Luego de unos minutos tratando de conservar la calma tomé de su mesa de noche una caja de cigarrillos caros y la botella de whisky. Saqué la cobija de la cama y me enrredé en ella y caminé hasta el balcón, me senté en el amplio y mullido sofá, color blanco con la madera barnizada en un tono miel, que había ahí. Mi noche terminó con una serie de una calada de cigarrillo y un trago de licor hasta que la botella se acabó, me sentí algo mareado, no podía volver a ponerme de pie y si me quedaba ahí comenzaría a pensar en el rizado. Las escenas de hace unas horas volvían a mi mente, sacudía mi cabeza torpemente queriendo borrarlas de inmediato, pero era imposible no pensar en cómo a Harry parecía excitarle que luchara por defenderme, su mirada, no parecía él; al menos no el que conozco. Tendríamos esa conversación cuando se dignara a decirme quién era realmente, cuando al fin lo confiesen sus labios, no sabía mucho sobre él ya que internet no tenía todas las respuestas.

Aunque realmente no era capaz de enfrentarlo, ¿Cómo actuaría él? Verlo a los ojos y exigirle una verdad que, parece, no quiere que sepa o tal vez sí. Quizás quiere librarse de esa maldita carga, pareciese que su pasado, o presente, lo estaba atormentando.

Miraba el celular de rato en rato, esperando un mensaje de las únicas dos personas que me importaban, pero Anne estaba muy enojada —y la entendía— y Harry estaba... ¿Avergonzado?

Eran las tres de la madrugada cuando le eché un último vistazo a mi celular. Me sentía totalmente solo, todo estaba casi en silencio, y yo había perdido la cuenta de cuántos cigarrillos llevaba fumados; pensé mientras encendía otro. Me sentía fatal, el tabaco me revolvía el estómago, mi cuerpo parecía más cansado que de costumbre. Me recosté cubriéndome con la cobija, intentaba dormirme, pero el ruido de mis pensamientos eran muy fuertes. Llamé a mi mejor amiga, y no me contestó, la necesitaba y era la primera vez que no estaba para mí. Intenté llamar a Harry, tal vez podría arreglar las cosas y terminaríamos durmiendo juntos, pero la única respuesta que obtuve fue su casilla de voz.

—Soy Harry, quizás no pueda atenderte o quizás no quiero hacerlo.—

Lo llamé un par de veces más, mi corazón latía cada vez que escuchaba las dos primeras palabras, escuché su voz hasta quedarme dormido.

Los rayos de sol me daban en la cara cuando me desperté, traté de divisar dónde estaba, me había dormido en el balcón, tenía la boca seca y aliento a cigarrillo y whisky.

Me adentré a paso torpe a la habitación, el desayuno se encontraba sobre la mesa, pero no había señales del rizado. Metí la mano en mi bolsillo y tomé mi celular para ver la hora, eran las seis de la mañana. Me metí al baño, debería ducharme e intentar contactar a Harry. Salí una vez más a la habitación y puse una nota en la mesa, por las dudas de que aparezca mientras estaba bajo la ducha. Ahora sí, me dignaría a bañarme.

"Buenos días, quiero que sepas que no estoy enojado contigo, todo tiene una explicación, como te dije; Todos estamos jodidos de alguna manera. Espero verte antes de irme. xx"

¿𝑸𝒖𝒊𝒆𝒓𝒆𝒔 𝒈𝒂𝒏𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒆𝒔𝒆 𝒅𝒊𝒆𝒛, 𝑳𝒐𝒖𝒊𝒔? •T.1• (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora