• ℂ𝕒𝕣𝕚𝕔𝕚𝕒𝕤 ℙ𝕣𝕠𝕙𝕚𝕓𝕚𝕕𝕒𝕤 •

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Durante los últimos 3 meses todo había transcurrido con intensidad en las instalaciones de Ecomoda, desde el momento en que Karina Larson se había aparecido en busca de Armando, pasando por el complot gestado por el ex-vicepresidente financiero ―que fue planeado por Daniel, claramente― hasta llegar al preciso momento donde se encontraban: estaba junto a Betty y Mario en un cóctel de Rag Tela, negociando un cambio de las telas para la próxima colección de 50-50 a 70-30.

Sabía que esta desición estaba mal, que Hugo haría un escándalo monumental si se llegaba a enterar, pero su asistente le afirmó que esa sería la única manera de conseguir sus metas y esa ahora era su mayor prioridad.

Era un juego de ego y orgullo en contra de Daniel Valencia que no estaba dispuesto a perder por nada del mundo, no le daría ese gusto al imbécil ese.

Tras firmar el nuevo contrato, se despidió de Claudia Elena Vázquez, que si bien en otra ocasión le hubiera coqueteado de manera intensa con ayuda de su cómplice eterno, Mario Calderón, no era algo que pudiera hacer ya, pues este último era su ¿novio? de alguna manera u otra, ya que utilizar el termino "amante" sonaba muy mal, al menos para él.

De todas formas, buscar el agrado de la ex-señorita Colombia era algo que convenía, en especial luego de enterarse que trabajaba en Macro Textil, cosa que podía serviles a futuro, nunca se sabe.

―La voy a llevar hasta su casa, Betty. Dígame por dónde queda.

Preguntó Armando, para romper el silencio que se produjo cuándo el trío salió del edificio. A pesar del poco tiempo que tenía de conocerla, debía admitir que Beatriz le generaba bastante agrado, a pesar de a veces ponerse excesivamente terca, como ahora.

―No se preocupe, doctor, yo tomo un taxi y-

―Tomelo como una apreciación a su trabajo, Beatriz ―interrumpió con molestia, apretandose el punte de la nariz.

Mientras el par con lentes discutía, el vicepresidente comercial los miraba con atención, analizando la situación.

Betty era una buena muchacha, con valores y principios, que naturalmente no representaba ninguna amenaza para nadie por su físico tan "exótico".

Pero eso no borraba el hecho de que se sentía amenazado en cierta manera por ella, por su cercanía con Armando y sus sospechas de un enamoramiento de parte de la asistente a su jefe, cosa que no sería para nada raro, asumiendo que seguramente los demás hombres en la vida de Beatriz serían todo un fenómeno documentable, si es que los había, claro.

Pero si era sincero consigo mismo, su realidad se concentraba en que a pesar de ambos ser unos reconocidos mujeriegos con un historial extremadamente amplio, le molestaba ―y en cierto modo, preocupaba― que ellas se le acercaran a su hombre, incluso si eso sonaba demasiado posesivo para su gusto. No entendía desde cuando se había vuelto así, porque hace unos meses atrás podía ver a Armando besuqueándose con Marcela o con cualquier otra mujer y estaba relativamente bien con eso, pues él iría corriendo a hacer lo mismo sin remordimiento alguno, pero ahora...no sabía exactamente que era lo que sucedía consigo mismo, y se preguntaba si el presidente de Ecomoda se sentiría igual.

Miles de veces escuchó aquella famosa frase de "―en una relación, uno ama más que el otro―" y tal vez eso era lo que pasaba en su relación con el pelinegro, aunque él no llamaría lo que sentía como "amor" precisamente; quizá solo estaba siendo preso de un deseo carnal que necesitaba llevar a cabo para sentirse en paz, tal y como había sido con todas las personas con las que compartió cama en algún momento del pasado.

―¡Mario! ¡Mario!

Fuera de los pensamientos del castaño, Armando se encontraba gritando el nombre de este, pues ya Betty se había subido a su carro y por lo tanto era su hora de despedirse.

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⏰ Última actualización: Jan 11, 2021 ⏰

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