CAPITULO 38

22 4 1
                                    

Paso un rato, Mario y yo íbamos cantando sus canciones porque se me pego la gana, nisiquiera pregunte solo puse la música él nisiquiera se molesto solo empesamos a cantar, luego de un rato llegamos al parque Masayoshi Ohira.

—Hemos llegado.
—Hace años que no venía aquí.
—¿Cuántos?
—Como desde que tenia siete años.
—¡Catorce años sin venir! vaya si es mucho tiempo.
—Demasiado.
—¿Y te gusta la idea de pasar la tarde aquí? o ¿prefieres que vayamos a otro lado?
—No esto es perfecto.
—Ok. Vamos.

Corina y yo caminamos un rato por el lugar pues los chicos aun no me mandaba el mensaje de que todo estaba listo. Y cuando por fin Juanpa se digno a mandarlo, le tape los ojos a Corina con una tela y nos encaminamos al lugar con cuidado y enserio había quedado increible le destape los ojos a Corina y se sorprendió y luego me miro confundida.

—¿Qué es esto?
—Tu sorpresa ¿te gusta?
—No, no me gusta, me encanta —dije y lo abrace.
—Me alegra escuchar eso. —dije un poco aliviado.
—¿Cómo hiciste esto?
—Los chicos me ayudaron un poco. —dije encogiendome de hombros y nos acercamos por completo, Corina observó todo a detalle y una sonrisa burlona salió de sus labios.
—Esto tiene manos de mi nana.
—¿Qué te hace creer eso?
—Chelita tiene una forma de hacer las cosas con un toque muy personal.
—Bueno me descubriste, hable con élla y le pedí un poco de ayuda ella emocionada acepto y bueno se encargo de hacer todo lo referente a comida.
—¿Por qué? —dije mirandolo fijamente a los ojos.
—¿Por qué? ¿qué? —pregunte confundido.
—¿Por qué haces todo esto? Mi cumpleaños no es y...
—Interrumpi—. Porque eres una chica muy especial Corina y quise darte una sorpresa y pasar un rato agradable contigo aunque hay algo más...
—¿Qué cosa?
—Ya lo verás...
—Oh vamos Mario dímelo ahora.
—Ya te enterarás. Ahora que te parece si nos sentamos a comer y disfrutar de esté bello día y la compañía.
—De acuerdo.

—Mientras comíamos estuvimos platicando de algunas cosas insignificantes y se me ocurrio preguntarle a Mario porque el parque se le hacia especial— ¿Por qué te gusta esté parque Mario?
—Bueno siempre e sido un poco rebelde debo admitirlo y cuando tenía quince años llegó un momento en que sentía a todos en mi contra, una vez tuvimos una discusión algo fuerte con mis padres y salí de mi casa, caminé y caminé hasta que llegue aquí, yo nisiquiera sabia que existia esté parque, aquí estuve hasta muy noche, me toco tomar un taxi para regresar porque está muy lejos de casa de mis padres y yo muy tonto por haber caminado tan lejos —dije y ambos reímos—. Este lugar me dio esa tranquilidad que tanto necesitaba desde tiempo atrás y desde ese dia hasta ahora, siempre que tengo mis dias malos vengo aquí a respirar un poco de paz.
—Entiendo.
—¿Tu venias muy seguido aquí?
—Mi papá me traía aqui de ves en cuando, aunque era una niña necesitaba respirar tranquilidad y mi papá mucho más, mi casa siempre fue un infierno claro que las cosas empeoraron después, pero papá y yo encontramos este lugar como nuestro lugar tranquilo porque aqui no estaba mi madre diciendonos lo torpe que podiamos ser. Deje de venir con mi padre porque el se enfoco más en su trabajo y se empezó a alejar de mi incluso llegue a pensar que él me había olvidado y es un pensamiento estúpido porque ambos viviamos en la misma casa y a veces nos veíamos pero no era como antes y si te soy honesta olvide el lugar, hasta hoy.
—Entiendo.
—¿Puedo preguntar algo?
—Si.
—¿Chelita te hablo de esté lugar?
—Bueno, le conte que queria pasar un dia tranquilo y agradable contigo y le pregunte si seria buena idea un parque, ella dijo que sí, le comente que estaba pensando en llevarte a un parque que para mi era especial y tranquilo en cuanto le dije el nombre dijo que te encantaría que solias venir aquí cuando niña y entonces no dude más en traerte.
—Ok.

Terminamos de comer y mis nervios aumentaban notablemente mi voz comenzaba a temblar, me faltaba el aire, mis manos sudaban, jamás había experimentado nervios así, nisiquiera cuando me pare por primera vez a cantar frente a miles de personas. Parecia un adolescente de quince años a punto de declararsele a la chica que le gusta. Intente controlarme, después de un rato más platicando y riendo decidimos comer el postre que Chelita nos preparó y en esté se encontraba mi pregunta los nervios aumentaban a cada paso que Corina abría la caja con el postre que consistía en un Pay de limón o Carlotta como le quieran llamar lo habia mantenido en una pequeña hielera para que este no se derritiera. El pay tenía escrito con algún tipo de mermelada la pregunta Corina se quedo pasmada al verlo y mis nervios estallaron queria devolver el estómago élla no decia nada ni queria volteaba a verme, sentía que el aíre me faltaba y o no el peor sentimiento, tomé un poco desesperado una botella de agua de la hielera y tome un poco, el agua fria ayudo a tranquilizarme un poco sin embargo élla no decía nada.

Mario y yo seguimos conversando después de comer hasta que optamos por comer el postre que mi nana habia preparado, ciertamente notaba a Mario extraño como nervioso pero no le tome mucha importancia, el me pidio que destapara la pequeña cajita y había una pregunta ¿QUIÉRES SER MI NOVIA? literalmente me quede en shock analizando la pregunta.

—Yo...
—No quiero que te sientas presionada, si no quieres solo dílo y olvidáramos el asunto. —dije rápido.
—Sí.
—¿Sí qué? —pregunte confundido.
—Quiero ser tu novia. —dije y por fin volteé a ver a Mario.
—¿No estás jugando verdad?
—¿Tú lo haces?
—Jamás jugaría con algo así.
—Yo tampoco lo haría. —la expresión de Mario se veía relajada y feliz asi que por eso era su nerviosismo, no supe a que hora sus labios se estamparon con los míos pero o dios se sentía tan bien besarlo y más sabiendo que ahora somos novios.
—Bese a Cori y élla respondió ese besó estaba tan lleno de un te amo que hubiese querido que nunca terminará pero Corina y yo tuvimos que cortar el besó por falta de aíre—. Te amo.
—También te amo. —dije sonriendo como una tonta.
—Ahora podré decir que tengo a la novia más hermosa del mundo.
—Te encanta hacer que me sonroje sierto.
—Eres tan adorable cuando te sonrojas a si que no es mi culpa.
—Si es tu culpa, tu haces que me sonroje.
—Ok sere el culpable. Dime que no es un sueño.
—No lo es, esto es muy real —dije y ahora lo besé yo.
—Que bien, pero en caso de que lo sea no pienso despertar. —dije y élla río levemente.

QUIÉREME OTRA VEZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora