Capítulo XXVIII.

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***
Ya era la hora de salir del instituto y ambos novios habían quedado en una ubicación que fuera lo más próxima a ellos posible.

—¡Katsuki~!—Le llamó Kirishima en cuanto lo vio.

El rubio cenizo lo oyó y fue hacia el para saludarle con un beso.

—Hola, Ei. ¿Qué tal tu día?

—Bien, ha sido un buen día. ¿Y el tuyo?

—Aburrido, estaba deseando salir de esa mierda de instituto para poder verte.

—Aww...¡Eres tan tierno!—Exclamó para, seguidamente, abrazarlo.

Bakugou sentía el cálido cuerpo de su novio contra el suyo y, a pesar de estar a la vista de cualquiera; no tenía ganas de apartarlo ya que amaba el contacto físico con el pelirrojo.

Tras un rato abrazados, iniciaron el camino hacia la casa del rubio cenizo.

***

Nada más llegar fueron recibidos por la madre de Katsuki, quien ese día había salido un poco antes de trabajar.

—¡Hola, chicos!—Los saludó.

—¡Hola, señora Bakugou!

—Cielo, dime Mitsuki. No va a hacer falta tanta formalidad a partir de ahora.

—¡Cierto! Lo tendré en cuenta.

En ese momento, Katsuki les interrumpió y le indicó a su novio que se fuera con él.

—Vamos a dejar nuestras mochilas en nuestra habitación, Ei.

—Sí, voy.

Los dos jóvenes se dieron media vuelta para irse no sin antes ser advertidos por Mitsuki de que la comida estaría lista pronto.

—Ya veo, ¿necesita ayuda?—Preguntó Eijirou.

—No, gracias Kirishima. Es un asado que está casi listo. Sólo no tardéis mucho en bajar.

—De acuerdo, enseguida estaremos de vuelta.—Aseguró.

—Eso espero.—Dijo para después volver a la cocina.

Finalmente fueron a la habitación de Katsuki, donde, nada más cerrar la puerta; se empezaron a besar apasionadamente estando todavía de pie.

—Ngh...mm...—Gemía Bakugou durante el beso.

"Cómo echaba esto de menos, joder."—Pensó Bakugou.

Eijirou lo llevó a la cama y allí intensificaron su contacto con caricias y roces entre ellos.

Hasta que...

>¡Katsuki! ¡Kirishima! ¡La comida está lista!

—Mierda.—Murmuró Katsuki.—¡Ya vamos!

—Bueno, tendremos que dejarlo para luego...

—Sí, ya tendremos tiempo. Vamos.

Salieron del dormitorio para lavarse las manos antes de siquiera bajar a comer. Cuando terminaron, bajaron y allí les esperaban Mitsuki y Masaru, quien acababa de llegar.

—Hola, ¿qué tal vuestro día, chicos?—Les preguntó Masaru.

—Tsk, como siempre.

—Ajá, ¿y tú, Kirishima?

—Bien, la verdad. Hoy me pasado algo curioso en clase de literatura.

—¿Ah, sí? Cuéntanos.—Dijo Mitsuki.

Sexo sin compromiso [Kiribaku]Where stories live. Discover now