Capítulo 40 Los secretos de Sam

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Cenaron y se acabaron toda la olla completa, samanta se sentó en una silla a coser unas prendas mientras rubí leía un libro, o eso creyó Sam....

–las zapatillas mágicas siguieron su marcha hasta encontrarse con una doncella y la doncella las acepto y se las puso, entonces las zapatillas comenzaron a danzar con la doncella.... Y danzaron y danzaron por largos días hasta que la doncella se desmayó de cansancio.... – rubí miraba a su madre de reojo que seguía concentrada en su prenda de vestir, pero Alex está totalmente atenta al cuento, solo que en la portada del libro no era el de las zapatillas mágicas como suponía, el nombre del libro era "los ancianos y las hadas".

Alex le sonrió a Rubí haciéndole pensar que también a ella le había tomado el pelo, lo que en verdad le dejo con un sentimiento de tristeza era saber que Samantha no sabía leer, algún día tendría la oportunidad de enseñarle y a Rubí a no mentir.

–Muy bonito tu cuento lindura– adulo Alex a la morenita – ¿me puedes acompañar por algunas cosas con el tendero?–

Rubí cerro los ojos sabiendo que la habían descubierto –cariño ve con Alex – ordeno Samantha – ten algo de dinero, necesitare que traigas una barra de jabón y tal vez te puedas comprar una golosina–

–Vamos lindura– Alex se levantó de su asiento haciéndole una señal a Abay para que esperara, quería estar sola con la pequeña y preguntarle sobre su madre, espero en el marco de la puerta hasta que la niña a regañadientes accedió a dirigirse tras de ella

Caminaban en la calle con las ventanas iluminadas por las lámparas de petróleo la niña estaba cabizbaja como si estuviera esperando un regaño – tu mamá no sabe leer– fue más una afirmación que una pregunta – ¿por qué le inventas cosas? –

–no son inventos, el libro existe mi padre compro muchos libros – si tuvo tantos libros Alex supuso que eran una familia adinerada – solo que estoy cansada de contar la misma historia siempre y tengo que inventar algo para que mi mamá crea que si hago mis deberes–

– ¿tú sabes leer? –

–sí y muy bien por cierto– dijo alzando su barbilla –alguna vez tuvimos mucho dinero y yo recibía clases en mi casa –

– ¿Y porque tu mamá....?–

–oye, si quieres cortejarla es mejor que aprendas muchas cosas sobre ella, no te será fácil aceptar lo cruel que ha sido la vida con ella– la voz de Ruby se quebró

–lo siento pequeña.... No llores – Alex se sentó sobre sus talones para tener la misma altura de Rubí – mírame lindura – busco los ojos llorosos de la hija de Samantha – quiero que sepas que estaré aquí para protegerlas de hoy y siempre y también para enseñarles cosas y para darles todo lo que la vida hasta hoy les negó, quiero ser parte de esto – señalo al corazón de la pequeña – porque ustedes están bien clavadas aquí – se señaló ella misma en su pecho justo en su corazón – mañana llegaremos a fort Smith y las presentare con mi familia, ya no habrá marcha atrás– le aseguro a la niña y siguieron su rumbo a la casa del tendero, las puertas estaban cerradas solo tuvieron que tocar un poco para que las atendiera, realmente no era tan tarde solo habían pasado un poco más de las ocho, así que no había problema, compraron también un poco de pan y algunas golosinas, así que tardarán un poco en llegar a su habitación.

Samantha ya se había percatado de la figura que esperaba tras la ventana, Abay se encontraba dormido cabeceando sobre la silla, se levantó miro al bronceado para tomarlo del hombro y decirle que iba al callejón a hacer sus necesidades, lo primero que vio fue la sombra ocultarse en una esquina de la casa, tomo el pequeño revolver derringer que tenía en su tobillo izquierdo, Samantha era zurda y camino pegada por la pared hasta toparse con el sujeto y apuntarle con el arma

– ¿Qué haces aquí? Se supone qué no nos deberían ver juntos– Sam bajo el arma

–vine a advertirte.... Ella está muy cerca de encontrarte Reign– señalo el hombre –sabes que no habrá escapatoria ¿verdad? –

–No me llames así idiota, estamos en la calle, no tardara en volver mi hija con Alex–

–También vine a decirte qué después de hoy no m volverás a ver, vine a despedirme.... – el sujeto se quitó el sombrero y abrazo a Samanta con mucha fuerza, ella al principio se resistió al abrazo pero fallo lamentablemente en cuanto sintió sus lágrimas caer sobre sus mejillas se hizo añicos su orgullo – fuiste muy buena compañera y amiga.... Tomare mi parte del tesoro nena y me iré a México–

–Dios Terrece, no sé qué decir.... Me duele haber terminado así– no se refería a una relación en sí, sino a toda su vida – jamás pudimos disfrutar de ese maldito tesoro como lo queríamos– dijo recordando las viejas andanzas con su buen amigo – Harris se volvió loco y gasto toda su parte y me enfrentó diciendo que yo lo había robado ¿puedes creerlo? yo– se señaló al pecho ofendida– tu perdiste a Teresa y yo perdí a Sebastián, Carol perdió la vida en una borrachera y a Finegan lo mataron por la espalda–

–recuerdas lo que dijimos, que el ultimo en morir se quedaría con todo.... –dijo Terrence

–ya no me importa tengo cosas mejores en mi vida, solo quiero olvidarme de esa maldición–

–Sabes que no podrás y de alguna u otra forma te alcanzara el destino a ti también, arderemos en el maldito infierno junto con todos los demás– dijo serio con su voz áspera y aguardentosa sin un gramo de remordimiento

–Llévatelo, llévatelo todo y no dejes ni un centavo, no quiero saber más de él– espeto la morena

El hombre se colocó de nuevo su sombreo y encendió un cigarrillo –fue un placer servirte Reign – dijo y se acercó a regalarle el ultimo abrazo, Samantha sollozo y lloro fuertemente sobre su hombro y mientras lo hacía no se percató qué Alex la observaba escondida en una esquina, la pelirroja trago saliva y junto con ella los celos, ¿Quién era ese hombre y porque Samantha lo abrazaba de esa forma? ¿Por qué ella aun no se atrevía a tocar así?

Se pegó a la pared con la espalda recta mientras su cabeza giraba en torno a lo que había visto.

–Adiós nena– dijo Terrence dándole un beso en la mejilla y salir de ahí sobre un caballo negro a lento andar mientras tarareaba una canción

–Adiós viejo amigo– Samantha alzo su mano para despedirse en lo que caballo galopaba lentamente como no queriéndose ir, la moreno bajo los brazos derrotada mirando el fin de aquellos tiempos. Samantha se dirigió de inmediato al interior de la casa, su hija ya había llegado pero Alex no estaba ahí.

Supercorp del viejo oeste "Esmeralda salvaje"Where stories live. Discover now