11. Tíos

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Tahomaru le dio un mordisco al onigiri en su mano, en verdad sabía tan delicioso como aparentaba. Aunque no lo pareciera en un principio dada su actitud despreocupada su cuñada en verdad era una gran cocinera. Por supuesto no tenía la excelente sazón que poseía su tan amada esposa, pero admitía que la comida de Dororo siempre era deliciosa.

A pesar de esto, no le fue posible disfrutar tranquilamente del sabor de la comida debido a la singular escena frente a él. Su hermano mayor y su esposa estaban con los palillos alzados muy cerca de sus bocas, aun así estos no probaban ni un solo bocado.

Los examinó minuciosamente con interés: sus semblantes en verdad lucían agotados, unas oscuras ojeras asomaban por debajo de sus ojos, estaban desaliñados, como si incluso vestirse y arreglarse correctamente supusiera un enorme esfuerzo para ambos.

Él y su esposa se dirigieron una rápida preocupada mirada entre ellos, el feliz matrimonio se veía en un estado en donde decir agotado era poco.

Su hermano mayor y su cuñada los habían invitado a su casa junto con sus amigos más cercanos a celebrar el primer cumpleaños de Kaede. Tras una agradable tarde la mayoría de los invitados había regresado a sus hogares, solo quedando ellos en su casa.

El cansancio del matrimonio no pasó desapercibido para nadie, pero Okowa y la Sra. Hanami dijeron que al estar cuidando a una enérgica bebé de ahora un año eso era algo más que normal.

A pesar de esto, los padres se esforzaron al máximo para preparar una deliciosa comida y ser unos excelentes anfitriones como siempre. La inquieta bebé jugó y fue mimada por todos los invitados, recibió diversos regalos muy lindos, sin duda fue una tarde más que agradable. Como resultado, ahora los padres de la festejada estaban más que cansados.

Los pensamientos de Tahomaru fueron interrumpidos cuando se escuchó un fuerte sonido de algo cayendo cerca del consultorio de Hyakkimaru.

— ¡Kaede!

—¡Kaede-chan!

Exclamó Hyakkimaru seguido de Dororo saliendo en cuestión de segundos de su estado aletargado. En un sorprendente auto reflejo ambos se levantaron rápidamente y se dirigieron a buscar a su hija. El esposo se dirigió a su clínica mientras que Dororo se dirigió a una habitación que estaba al lado de la cocina. Tahomaru y Natsumi siguieron a cada uno en silencio.

Cuando llegaron a la clínica los dos jóvenes observaron llenos de asombro como Kaede estaba sentada en el suelo llorando con todas sus fuerzas. La traviesa niña se las había arreglado para tirar un recipiente lleno de tinta que utilizaba su padre para escribir y este había caído encima de ella manchando su cabeza.

—Kaede ¿cómo te las arreglaste para llegar hasta aquí? —Le preguntó su padre con cansancio mientras la levantaba del suelo—Sabes que no debes venir al lugar de trabajo de papá.

Tahomaru observó a su hermano mayor comenzar a arrullar a su niña en un intento por tranquilizarla, esta no dejaba de llorar. No perdió tiempo y le pasó un pedazo de tela que había en el escritorio para que limpiara a su sobrina. Mientras Hyakkimaru lo hacía, Tahomaru siguió concentrado en observar con una inmensa preocupación los ojos agotados de su hermano, en verdad parecía que iba a caerse de cansancio en cualquier momento.

—¡Hyakkimaru! —Se escuchó la voz apurada de su esposa acercándose—No sé cómo lo hizo, pero Kaede se las arregló para abrir la puerta de madera de seguridad que construiste, ella...

—No te preocupes, ella estaba en la clínica. —Le respondió su esposo con tono reflexivo. En verdad no sabía explicarse como su hija podía ser tan lista, hábil y traviesa.

Parte de mi alma [HyakkiDoro]Where stories live. Discover now