《NO HAY PRIMERA SIN SEGUNDA》

8K 911 672
                                    

Sé que había dicho que haría cortos con cada personaje, pero todo lo que escribía me salía muy cute.

Así que adiós.

En cambio, para su disfrute, damas y caballeros, luego de medio milenio llega la tercera parte de una historia con altos niveles de testosterona y muchas probabilidades orgásmicas.

Bienvenidxs.

Izuku no estaba seguro de qué mierda hacía ahí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Izuku no estaba seguro de qué mierda hacía ahí.

Fiesta en honor a los héroes, le dijeron.

Esos bastardos le mintieron.

Se supone que los brindis que hacían esos viejos decrépitos eran a su valentía y entrega a la sociedad, no para vanagloriarse a ellos mismos ¿Tanta necesidad tenían de restregar sus logros y propiedad material a los demás?

Sinceramente, a Izuku no le interesaba si ese señor se compraba una propiedad en Dubái o si ese otro hacía una inversión en un producto que él jamás compraría.

Maldita burocracia.

Y mientras maldecía a la pirámide social y la innecesaria cantidad de dinero que ganaba esa gente por un trabajo ineficiente, aprovechaba de maldecir a ciertos individuos que se estaban comenzando a ganar los primeros puestos en su lista negra.

Porque estaba caliente, malditamente caliente.

Llevaba seis meses aguantando insinuaciones sexuales, negándose como un campeón.

Pero ahí, entre el aburrimiento y la abstinencia acumulada, tenía unas malditas ganas de follar que no se le quitaban por más que usara a su amiga Manuela Palma, hasta intentó usar el idiota truco de aplastar su mano y esperar a que quede entumecida, a ver si así se sentía como si otra persona lo tocara ¿Muy necesitado, no?

Día 203 sin sexo: Veía formas de pene en todas partes.

Su maldita consciencia (esa que te viene a atormentar a las tres de la mañana por tus errores pasados) le culpaba por no aceptar los polvos que sus compañeros héroes de empresa y ex compañeros de orgía le ofrecían por separado. Ahí el dilema. Llámenlo corazón de abuelita o como quieran, pero no quería aceptar a alguno y que a los demás se les rompiera su pobre corazón necesitado de él.

Se sentía como un ganador y un perdedor al mismo tiempo. Tenía a esos hermosos héroes, pero no podía hacer acto alguno. Era como tener una hamburguesa con papas fritas en la mesa, pero tener una maldita gastritis e indigestión. Quieres comer, pero sabes que luego pasará algo muy malo.

Recordó cuando ya no aguantaba ni el cuarto mes sin placeres carnales, Aoyama apareció como el Mesías en tiempos de sequía. Le hizo un total Fashion Police para ocultar su identidad y lo arrastró a un bar gay.

BAILARÍN EXÓTICO 《DEKUBOWL》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora