[17.Del subidón al bajón]

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Tenia muchas ganas de dormir, pero simplemente no podía, ¿porqué esa sensación de arrepentimiento le vino tan de repente? Se siente fatal consigo mismo, del tipo de persona que se había convertido.

Pues todo fue por culpa suya y su estúpida preocupación para no verse débil frente a otros.

Fue en el momento en el que entrando al Instituto, el peliverde le llamó 'Kacchan', era un apodo ñoño, nunca le llegó a molestar, hasta que un pelirrojo que en esos entonces acababa de conocer dió su opinión en voz alta.

"¿Kacchan? Ja, vaya mierda de apodo."

No recuerda bien como continuó todo despues, seguramente fue la primera vez que le puso la mano encima a Izuku, quizá no lo recuerda porque su cerebro se niega a recordarlo.

"Soy imbécil."

En esos momentos Katsuki estaba abriendo los ojos, recapacitando sobre lo que fue Izuku en su vida, le llegó a dar tanta importancia en su infancia, fue su único amigo durante mucho tiempo, y aún sabiendo lo que sabía de él prefirió abandonarlo por su propia reputación.

Fueron muchos los minutos, o quizá las horas, que estuvo mirando al techo, pensando lo cruel que había sido.

"Doy asco."

[*]

Llamaron a la puerta, ya sabía quienes eran y para que, pero no estaba de humor, igualmente ya no podía posponerlo.

-¡Bro, haz el favor de abrirnos la puerta! -Gritó Kirishima afuera de la casa del rubio, este fue a abrir la puerta con muy mala cara, no le apetecía ver a nadie.

-¿Es qué no nos oías? -Preguntó Denki hastiado, cuando Eijiro se impacientaba hablaba muy alto.

Bakugo los dejó pasar, detrás del rubio y el pelirrojo iba también Momo, no se había olvidado de lo que hablaron en la cafetería, parecían más emocionados que él, aunque tampoco era algo muy difícil, ya no era por su actitud de siempre, también era porque no había dormido bien desde hace días, se sentía mal, no dejaba de pensar en el peliverde, quizá por eso les dejó pasar, para olvidarse de todas las emociones nuevas que le estaban surgiendo. Igual, probar la marihuana podría desinhibirlo y hacer como cuando se emborrachaba, simplemente no pensar, no era capaz de imaginar cómo serían los días siguientes sin que sus amigos le juzgaran, así que lo mejor para él sería no estar consciente de sus actos.

Los cuatro jóvenes se encaminaron al cuarto de Bakugo, no había nadie en casa, sería muy sencillo simplemente ponerse a fumar en el salón, pero y no querían arriesgarse a que alguien entrara de repente y los pillara. Nada más entrar al cuarto Momo sacó una bolsa pequeña, Kirishima y Denki se sentaron en el suelo, Bakugo en una silla y Momo en la cama, los chicos esperaban la explicación que se suponía debía dar las chica.

-De acuerdo, ¿tenéis alguna idea de cómo tomar esto u os lo tengo que explicar? -Cuestionó al ver la cara de incógnita de sus compañeros.

-No creo que sea tan difícil. -Dijo Kirishima, arrebatándole la bolsa a la pelinegra.

-Será mejor que lo expliques. -Dijo Kaminari mientras le arrancaba la bolsa al pelirrojo para devolversela a Momo. Denki era consciente de lo orgulloso que era Eijiro, no le gustaba que una mujer le explicara algo, era una actitud que al rubio no le gustaba.

-Vale, según me ha dicho Tetsu debemos tomarlos con calma, esto no es como una cerveza, no os lo podéis tomar todo de golpe o sino os va a sentar mal. -Explicaba Momo mientras sacaba lo que, por aspecto, podía llegar a confundirse con unos simples cigarrillos, pero que contenían algo perjudicial que el tabaco. -Ya para ocultar el olor luego os he traído una caja de chicles de menta para cada uno. -Les dió los chicles a los chicos, todos parecieron entender sin necesidad de hacer ninguna pregunta. Y después de una mirada cómplice que todos compartieron, Momo repartió los cigarros, todos agarraron solo uno, estaban emocionados y nerviosos, pero no estaban dudosos de lo que iban a hacer. El primer valiente fue Bakugo, que a diferencia de sus amigos, él no sentía ni un ápice de nerviosismo, él estaba impaciente por no pensar, ese movimiento dejó boquiabiertos a sus amigos. Kirishima, sin querer quedarse atrás, se metió el cigarro también, no lo pensó mucho.

No, de ti noWhere stories live. Discover now