14| "¿Cómo puedo hacer eso?"

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No todos los capítulos tienen canciones

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No todos los capítulos tienen canciones. Por favor, evitar dar spoilers si has leído la historia en su anterior publicación.

De entre todos los lugares que había en la mansión. De los grandes pasillos que lo hacían sentirse perdido y muchos de los cuales se había negado a conocer. Con tantos horarios y cambios de turnos en todo el séquito, justamente le tocó en ese lugar y momento a Kageyama.

¿Por qué tuvo que encontrárselo, precisamente, en ese lugar?

Su corazón seguía agitado, latiendo como un loco en su interior. Comenzaba a divagar al respecto de si estaba realmente saludable o su condición había empeorado en las pocas horas desde que se levantó. Si su corazón sigue latiendo, está vivo, ¿no?

Movió la cabeza de un lado a otro, intentando aclarar su mente, pero le era imposible.

Bajo su piel, en sus dedos, en su mano, aún podía sentir el cosquilleo y el aroma impregnado de Kageyama. Era como un hormigueo que se iba escapando con el viento y odiaba que fuera de esa manera. Quería volver e inhalar con cuidado, hasta la última gota, porque posiblemente sería la última vez en un tiempo para verse con el Alfa.

Había extrañado la sensación de calidez y bienestar que le brindaba. Una que ahora le hacía falta, considerando el tormento que comenzaba a vivir.

—¿Hinata?

El Omega dio un pequeño salto desde su posición, girando la cabeza para encontrarse con la mirada preocupada de Mitzuki. Negó con la cabeza, afirmando que le escuchaba y que todo estaba bien.

La Omega había notado un atisbo de incomodidad en el chico cuando pasaron a lo largo de los guardias y no sabía si sería por algún malentendido entre ellos o algo más. Se preguntó qué había causado el inusual silencio con Hinata, ya que la hacía mantenerse en alerta.

—Por aquí —dijo, señalando un pequeño camino—. Las flores que han germinado en esta temporada están cerca. Recientemente fueron trasplantadas a esta zona.

—Luces distraído —comentó Mitzuki, apretando los labios, preocupada—. Parece como si hubieras visto un fantasma... ¿Estás bien? —puso una mano en el hombro del chico, tensándolo.

Estaba muy susceptible a los cambios y su cuerpo era un traidor que le delataba. Sonrió, intento calmar a la Omega.

—No tiene que preocuparse —afirmó—. Es malo que se preocupe mucho y las emociones fuertes. Su bebé puede sentir más fácilmente en esta etapa.

Toma la mano de Mitzuki, tirando de ella para avanzar unos pasos más y alejarse de Atsumu. Ambos se quedan mirando una pequeña fuente de agua en el medio, con todas las flores de colores alrededor, dándole vida a la imagen.

Esta vez no fue difícil sonreír.

—¡Es el paraíso de las flores! —señaló, soltándola y dando una vuelta frente a la fuente.

El chico de los laureles [Omegaverse | KageHina]Where stories live. Discover now