todo cambia | trueno

04

                                                                               ᵣₒₘₐ

Buenos Aires, 13:36.

Llegue al obelisco y busque a Meli con la mirada. Al encontrarla me acerque y me tire encima de ella, formando un abrazo. No podía creer que por fin la estaba conociendo.

—Melina, sos real... boluda sos vos— hablé con emoción y la volví a abrazar

—No lo puedo creer, después de tantos años boluda— respondió con emocion. Estuvimos un buen rato abrazadas y después de ese emotivo momento, pusimos el gps en el celular para buscar algún lugar para almorzar.

—¡Sos ptazeta!— una chica de unos trece años se acercó a nosotras. Yo sonreí y asenti—. No lo puedo creer... yo te amo y amo tu música sos mi ejemplo a seguir.

—Gracias linda...— respondí feliz. La chica me abrazó; nos sacamos unas fotos.
Al terminar con eso seguímos caminando con Meli a dónde nos marcaba el gps que habia un restaurante.

—No puedo creer que soy amiga de la famosa ptazeta— bromeo mí amiga, soltando una risa.

—No seas boluda Meli— me reí, negando. Y asi se paso mi día, entre risas, charlas y fotos, no podia creer que habia conocido a una de mis mejores amigas.

—No puedo creer que nos conocimos gracias a un grupo del famoso de trueno— recordé, riéndome—. como pasa el tiempo.

—Mal boluda, pensar que eramos re mil Mateistas y Camilistas, quien iba a decir que después de mas de tres años tenes a Camilo escribiendote— respondió entre risas, provocando mi risa.

—Te juro boluda, ¿quien iba a pensar?— negue, mordiendo levemente mí labio inferior—. Hablando de eso, hoy me pareció hablar con Pedro...Pero no creo, la debo haber flasheado— Meli se ahogó con el jugo que estaba tomando. Yo la mire y rapidamente palmee su espalda; una vez que retomo el aire, hablo.

—No te la puedo creer, ¿posta amiga?— preguntó y yo asenti—. No me la contes reina. Pero, ¿que onda?, ¿por que terminaste hablando con el?

—Igual no se si es el eh, pasaron varios años— hablé, recordando mí pasado mateista—. Porque Martina tenía que ir a casa de un nene a hacer una tarea, y bueno dio la casualidad que ese nene tiene un papá que se llama Pedro...— seguimos hablando un rato mas hasta que se hizo la hora de ir a buscar a Martina.

—Ahora que ya te conozco, no me quiero separar de vos boluda. Necesito que nos veamos todos los días— comenté abrazándola.

—Es que nos tenemos que juntar seguido— respondió ella.

—Igual no falta mucho para el verano, podriamos alquilar una casa en la costa para pasar el verano las tres juntas— dije con emoción, imaginándo lo que acababa de decir.

—Ay, si, me encantaría— respondió sonriente—. Bueno amiga, me tengo que ir— un leve puchero se formó en sus labios—. Después contame que onda, como te va con Camilo y eso— yo asenti, nos abrazamos por última vez y ella se fue.
Pedí un uber, luego de unos minutos me contaba rumbo a la dirección que me habia dado Pedro.

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