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— ¿Quién eres? —Pregunté, ya que su rostro me era conocido, sin embargo, también me parecía una persona extraña.

Tu otro yo.— Me dijo. Me solté a reír.

—Sí, claro. No puedes ser mi 'otro yo'; ¡yo no me pondría jamás esa ropa! —Señalé su atuendo.

Sí, bueno; pero resulta que yo hago cosas que tu normalmente no harías. Como por ejemplo, aceptar que me gusta Soobin.

— ¿Choi Soobin? —Vociferé, echándome hacía atrás.

—¿Lo ves? —Dijo de lo más tranquilo.— Tú no lo aceptas, yo sí.

— Soobin no me gusta, ¿estás loco? ¡Es el novio de Olivia!

Deja la histeria que sabes que tengo razón.

— Demente. —Farfullé.

Bueno, ¿y qué si no fuera novio de Olivia? ¿Aceptarías que te gusta?

— No. —Él rio y su risa burlona me incomodó.

Claro, por que si no fuera novio de Olivia, quizá no lo hubieras conocido.

— No me gusta Soobin. —Dije, tajante.

Repítelo hasta que te lo creas, porque a mí no me engañas. —Me sonrió.

— ¡Guarda silencio!

— ¿Por qué? Nadie puede oírnos, sólo estamos tú y yo. Si aceptas que Soobin te gusta, dejaré de molestarte.

— No. —Me crucé de brazos.

Como quieras. —Se encogió de hombros.— A fin de cuentas para eso estoy yo.

— No sé de quién seas la otra parte, porque de mí no.

Como digas. —Manoteó restándole importancia a mi comentario.— Pero ten en cuenta que yo, sí acepto que Soobin me gusta y no olvides que sí soy parte de ti.

El sudor me perlaba el rostro cuando me desperté jadeante entre las sábanas. Eso sí que había sido una pesadilla. Un extraño y loco sueño, nada más. Miré el reloj, eran las ocho de la mañana. Recordé los planes que tenía con Taehyun y salí disparado de la cama para bañarme y vestirme.


Salí entonces a buscar a Taehyun pasadas de las nueve treinta, y como siempre, esa bonita sonrisa en su rostro de ángel me alegró la mañana.

— Hola. —Me saludó.

— Hola.

— ¿Listo para irnos?

— Claro.

Enrede mi brazo al suyo y nos encaminamos a su mustang antiguo, color negro. Me abrió la puerta y luego puso el auto en marcha. El motor rugió bajó nosotros y las llantas comenzaron a rodar.

— ¿Por qué ayer hablabas tan bajito? ¿Quién no querías que te oyera? —Me preguntó. Solté una delicada risita tonta, y sentí que enrojecí un poco.

—Olivia y Soo.. Soobin.

— ¿Por qué? Déjame adivinar, las especulaciones de Olivia. —Rio.

— Eemm... sí, eso.

Me miró, aunque no parecía muy convencido debido a mí vacilar a la hora de responder. Llegamos a la plaza de San Marcos y bajamos a caminar. Saqué un par de fotografías de cada monumento mientras que la gente andaba de aquí para allá bajo el tenue y apenas visible sol de la ciudad de Venecia.

MANUAL DE LO PROHIBIDO ♡ soojun/ ʸᵉᵒⁿᵇⁱⁿWo Geschichten leben. Entdecke jetzt