Sólo por esta vez

009 «Te has convertido en mi pasión.»

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“En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo: la imaginación.”
«Octavio Paz»

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Hermione intentaba huir de ambos Slytherins cuando los veía a lo lejos pero su horario en conjunto y su fama de pasar todas sus horas en la biblioteca no le ayudaron.

— Herm...

No dejó que Draco terminará su nombre yendo a paso rápido por el pasillo. Aún así él no se rindió y la siguió de cerca.

— Tenemos que hablar, no puedes estar toda la vida ignorandome.

«¡Por supuesto que puedo!»

La chica siguió caminando por el pasillo hasta que llegó al baño de chicas, así podría perderlo un rato.

Al entrar se encontró con la chica apoyada en un lavabo, parecía que estuviera esperándola.

— ¿Recuerdas nuestra primera vez juntas?

Ignoró su pregunta y se metió en el primer cubículo que vio pero no pareció molestar a la serpiente.

— No podías aguantarte de pie. Aún recuerdo el sabor de tu orgasmo, y el temblor de tu cuerpo. Tú cuerpo que se moría por juntarse al mío y tocarse con el mío.

Hermione permaneció sentada en el vater incapaz de mear por las palabras que escuchaba. Tendría que estar preocupada por si alguien la escuchaba pero una tensión en su bajo estómago y una humedad creciente demostraba la excitación que aquellas palabras le provocaban.

— Te puedo ver ahora si cierro mis ojos. Ahí sentada y juntando tus muslos intentando ocultar las ganas de follarme que tienes.

Sus piernas empezaron a temblar al escucharla más cerca de su puerta. Podía ver sus pies por debajo y temía que se asomara para confirmar sus palabras.

— Ahora te veo con una mano en tu coño desnudo, mientras que con la otra mano acaricias uno de tus pechos que te has liberado de ese pesado uniforme. Ese uniforme que solo sirve para calentarte más. Aunque esa no es su función ahora, ¿verdad? Ya estás demasiado caliente conmigo.

Como si le hubiera lanzado un imperio su mano bajó hasta su coño acariciándose y tocando su clítoris. Con su otra mano se desabrochó la camisa del uniforme dejando sus pechos cubiertos solo por un sujetador.
Como la chica había dicho sacó un pecho acariciándose y pellizcando su propio pezón.

Por debajo de la puerta pudo ver a Pansy arrodillándose y asomando una mano provocándola.

— Imagínate. Estos dedos dentro de tu coñito, mojándome al instante con tus flujos.

Hermione perdió la vista de su mano y escuchó a la chica desvistirse.

— Ahora estos dedos se mojan conmigo. Deseo tanto sustituirlos con los tuyos, o con tu lengua.

No pudo evitar soltar algunos gemidos al aumentar sus caricias, provocado por las palabras y el sonido de la humedad de la Slytherin que tomaba todo el baño al penetrase con sus dedos.

— ¿Escuchas como me pones?

Una electricidad recorrió todo su cuerpo al llegar al clímax. No pudo silenciarse más y el baño fue inundado por los gemidos de Hermione.

— ¿Ya te has corrido, cariño? ¿Por qué no me ayudas ahora tú a mi?

Hermione sin mirar demasiado su desnudez se arrodilló también frente a la puerta a sacó su mano por debajo encontrándose con su entrada húmeda y lista para ser tocada y penetrada. Aunque lo que más quería era lamerla de arriba abajo y probarla y hacerla enloquecer como ella hacía.

— ¿Me sientes? Con estos dedos me he tocado y me corrido con ellos.

Por primera vez en aquella conversación la Gryffindor fue valiente y le siguió el juego.

No se espero que Pansy se separara pero no le dio tiempo a pensarlo demasiado cuando sintió su boca cálida, húmeda y caliente contra sus dedos.

— Hmm, que rico.

Aquella húmeda lengua le lamió los dedos de arriba a abajo provocándole más escalofríos y más ganas de probarla.

No lo soporto más y se separó de la puerta para abrirla e invitarla a entrar al cubículo.

La vio allí arrodillada con la camisa abierta y sus pechos desnudos, sin ningún sujetador de por medios. Con la falda remangada, sin ningunas braguitas a la vista.

Detrás de la chica vio al rubio, quien no se veía muy sorprendido. Hermione supuso que llevaba ya un rato viéndolas y escuchándolas. En lugar de molestarle, tuvo que apretar sus muslos por la humedad que se escurría por sus piernas ya.

— ¿Vais a entrar u os vais a quedar ahí mirándome?

Les habló en plural esperando por alguna reacción, el rubio fue el primero en llegar hasta ella y tomarla bruscamente de la cintura juntándola a él.

— Mirarte es mi hobbie, pero desde que sentí tus paredes a mi alrededor, tu piel contra la mia y tú boca desesperada contra la mia. Te has convertido en mi pasión.

El rubio no le dejó responder atacando su boca.

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