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Claramente Taehyung no esperaba ver a Jungkook ese viernes por la noche. Le había dicho que no volviera a ese lugar al que cada vez le cogía más asco.

Pasaban las horas y los clientes eran a cada cual más repugnantes. A uno le olía el aliento a tabaco, otro tenía tatuajes por toda la cara y daba miedo, otro tenía un anillo de casado que rozaba las piernas de V cada vez que le agarraba para que no se moviera, otro le estiraba del pelo demasiado fuerte, era como si quisiera arrancarle la cabeza. No eran su tipo, pero era su trabajo. Aunque su piel se congelara con el roce de esas manos indeseadas era él el que se montaba encima de los chicos, el que se movía, porque eran demasiado vagos como para siquiera trabajar por su propio orgasmo. Eran inútiles.

Ni una sola vez se corrió esa noche. Ni una sola vez su pene se puso duro y la lengua se retraía en su boca intentando esconderse de las ajenas.

Echaba de menos a Jungkook. No creáis que no intentó pensar en él mientras tenía sexo con sus clientes, pero no funcionaba. Jungkook nunca le gritaría al oído cosas como 'puta' o 'perra'. Jungkook era más del tipo de decirle lo guapo que se veía mientras le follaba lento y profundo. El menor era cuidadoso y le mimaba incluso cuando era rudo en sus movimientos de cadera.

Y lo peor de todo es que ese asco se retroalimentaba y se ponía en su contra. O, mejor dicho, en su ser. Se daba asco. Se sentía usado, abusado. Su cuerpo desnudo delante del espejo le producía náuseas.

Y al final todo se resumía en un sentimiento: dolor. Le dolía verse así de magullado en el espejo, porque por mucho que les dijera a esos 'machos alfa' que no le podían marcar, los tirones, golpes y arañazos seguían presentes en su piel.

Se vistió rápido. Entre tanto frío encontró calor refugiándose en la sudadera de Jungkook. No la había lavado a pesar de haber dormido con ella todas las noches, no quería que se le fuera el olor de su Playboy.

Taehyung se sentía mal. En el fondo le habría encantado que Jungkook apareciera por esa puerta y que le robara el mayor tiempo posible de esa noche. La esperanza es lo último que se pierde al fin y al cabo. Pero el joven no apareció.

No estaba triste solo por eso. Después de la cita Jungkook y él se mensajearon, sí, pero poco. Menos de lo que Taehyung creía que iban a hablar, menos de lo que a él le habría gustado.

Era verdad que las conversaciones casi siempre las iniciaba Jungkook pero duraban bastante poco. Un par de bromas y una historia corta sobre cómo le había ido el día después el chat se quedaba intacto.

Taehyung esperaba no haber enfadado a Jungkook diciéndole que no volviera. Hasta a él le enfadaba no poder seguir viéndose así, pero no quería que Jungkook pusiera distancia entre ellos por eso.

Sus inseguridades volvían y le estaban comiendo vivo. Quizás Jungkook no quería ser su amigo como tal y lo de folla-amigo no era del rollo de Taehyung. No se hizo ilusiones con Jungkook -o eso era lo que él se decía-, sin embargo el que el menor no planeara otra quedada le ofendió.

Jungkook prácticamente le había prometido una 'cita' semanal y había roto su promesa. No le había llamado y tampoco le había ido a visitar a su casa o lo que sea. Igual Taehyung pedía demasiado. Igual no era para tanto y estaba haciendo una montaña de un grano de arena.

Lo que sí que no se esperaba era verlo fuera de 'purple' esperándole. Jungkook estaba apoyado en el muro en el que solía hacerlo las últimas semanas que le estuvo acompañando a casa. Notó que toda la sangre le iba a la cabeza y estaba seguro de que estaría rojo como un tomate. Estaba acalorado y no de forma sexual, sino que Jungkook era demasiado detallista.

Puede que fuera el hecho de que estuviera decaído pero ver la sonrisa del joven según cerraba la puerta del local fue sobrecogedor.

Sin él saberlo hizo una sonrisa triste, sus ojos brillaban sutilmente, emocionado por la sorpresa.

·PLAYBOY· (kookv)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora