XVIII ° La Esperada Noche °

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Narradora

 Era de mañana en el Hazbin Hotel, y como de costumbre, en éste se encontraban solo Charlie, Vaggie y Ágata desayunando, el resto del equipo se encontraba ausente como también era de esperarse en fin de semana, y más aún en un día de descanso general.

-Ágata, Vaggie y yo saldremos hoy todo el día, tu estarás hasta la noche ¿no es así? – preguntó animada la joven Charlie.

- Oh si, así es, no veré a el señor Alastor el día de hoy así que estaré aquí hasta la noche – respondió la fénec.

- Bien entonces cuando salgas recuerda asegurar las puertas como te enseñe – comentó la rubia.

- Claro lo haré, espero que pasen un buen día señoritas – soltó con ternura la fénec al notar que tendrían una cita.

- Gracias Ágata, y ten cuidado esta noche, okey – habló Vaggie mientras daba unas palmaditas en el hombro de la menor.

- No te preocupes, he aprendido mucho de mi amo jaja – bromeo la pecosa.

 Luego de reír unos segundos las dos demonios se retiraron del lugar dejando a la fénec en completa soledad.

...

 En su habitación la fénec se dispuso a ordenar sus cosas y ver qué pantalón y camisa estaban bien para usar esa noche.

- Aunque no usaré vestido creo que unos zapatos de tacón irían bien para este tipo de salidas... - susurro pensativa la de grises cabello mientras seleccionaba sus prendas más nuevas.

- Estoy de acuerdo con eso querida – habló a sus espaldas un sonriente demonio.

- ¡Amo! ¿Qué hace aquí? Creí que estaría ocupado... - respondió la menor dándose vuelta al momento de oír su voz.

- Oh si yo creí lo mismo, pero termine mis asuntos antes de lo esperado – expresó el mayor al tiempo que hacía aparecer algo en su mano – ten usa esto, está noche debes estar bien vestida, aunque solo sea una salida entre amigos.

 El demonio radio extendió hacía la menor una caja y sobre está estaban dobladas un par de prendas. Un pantalón de vestir de color rojo vino y una camisa blanca con mangas a juego. En el interior de la caja se encontraba un par de zapatos negros de tacón, la fénec estaba sorprendida.

- Esto es... hermoso, en verdad se lo agradezco señor Alastor – soltó la pecosa mientras desviaba la mirada con vergüenza.

- Me alegra que te guste, lucirás esplendida con ello – admitió el mayor.

 La fénec lo observó en silencio, la expresión del pelirrojo era ilegible, ella se preguntaba que estaría pensando en ese momento. Sacudió su cabeza levemente para reaccionar, y entonces pudo notar que sin darse cuenta se había acercado a su amo, lo suficiente como para poder acariciar una de sus orejas peludas de ciervo. Alastor solo la observaba con una ceja en alto, mientras mantenía su sonrisa habitual.

- Lo siento en verdad amo, yo no me di cuenta – espetó la menor mientras retrocedía bruscamente.

- Tranquila no te disculpes, no te castigare está vez por el atrevimiento querida, solo he venido a darte esto así que ya me retiro – hablo el ciervo incorporándose.

 La pecosa sin nada que decir asintió con la cabeza haciendo una reverencia a su amo, éste se le acercó relajadamente y acarició su cabeza, dirigiendo su rostro al oído de la menor, donde delicadamente susurro unas extrañas e inentendibles palabras.

 Los ojos de la fénec se abrieron con violencia tornándose de un zafiro brillante, casi aterrador, de pronto todo se volvió oscuro, y la menor cayó dormida sobre los brazos del sonriente demonio.

ENTONCES, ¿ES UN TRATO?  (Alastor x Reader/OC) [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora