Día 5: AU Escolar

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- ¿Alguna vez te dije que te ves bonita con el cabello suelto? – preguntó Kohaku, mientras distraídamente tomaba uno de sus cabellos albinos entre sus dedos, observándolos a detalle.

Senko, quien en esos momentos se había soltado en cabello pues traerlo en una coleta alta ya le había cansado, sintió cómo su cuerpo se paralizó al sentir los dedos de su amigo león –un apodo dado debido a su fuerza–, tocar su cabello. Como si este fuese lo más interesante del mundo.

Aunque, ¿Qué tenía de interesante ser albina?

Se preguntó, sintiendo sus mejillas arder. Lo cual comenzó a darle mal augurio.

Oh no. Por lo más hermoso de la ciencia, por favor, no.

- ¿...Por qué dices eso tan de repente, león? – se volteó a verlo, con una mirada y sonrisa sarcástica, ignorando el rubor que aún persistía en sus mejillas –, ¿Te gusto acaso?

Kohaku detuvo sus movimientos en seco, tensándose. Mientras que Senko no pudo evitar abrir los ojos de la sorpresa, al mismo tiempo que quería que su corazón no se acelerase como que sus mejillas ya no se ruborizaran más.

- Kohaku...

-... Yo... ¡Lo siento, creo que ya debo irme, Ruri-nee y padre me esperan! – se levantó de golpe el rubio, con la intención de irse de ahí de inmediato. Senko lo tomó de la muñeca.

Sabía que su amigo era rápido y fuerte, y que si hubiese querido, se iría en cuestión de segundos. En otras palabras, Kohaku estaba dándole chance a ella de poder encararlo o detenerlo; era tan claro para ella.

- Espera, Kohaku... ¿Es verdad lo que dije?

Tragando saliva y suspirando con fuerza, Kohaku miró a Senko a los ojos, diciendo:

- Senko, yo en verdad, estoy enamorado de ti... Perdóname – sonrió, con culpabilidad.

Pues aunque en su primer encuentro, él había dicho que estaba enamorado de ella, se debía a que la había hallado interesante. Pero ahora, sus palabras, tenían otro significado.

El cual, era tan claro, como el agua.

-... No quiero que te disculpes.

Él soltó una risita, aunque no exactamente porque estaba feliz o porque esto le resultara divertido. Era una risa de dolor –. Lo hago porque, sé que no eres una chica interesada en esas cosas, al igual que yo... Y, porque tengo miedo de arruinar nuestra relación, Senko.

Ella suspiró, soltando su muñeca y con un ademán, diciéndole que tomara asiento en su cama a su lado. Algo que Kohaku hizo sin rechistar.

- Kohaku, no estoy enojada.

- ¿...Segura?

- Sí... Después de todo, supongo que es algo que se veía venir – respondió con aparente desinterés, aunque sólo Kohaku sabía que ella, estaba ligeramente nerviosa –... ¿Quieres intentar, león?

Kohaku la miró sin ocultar su sorpresa –. La asexual y arromántica Senko, ¿Me está invitando a salir?

- Sí – respondió escueta, aunque no molesta por sus palabras. Kohaku entonces apoyó su palma en su frente, desconcertándola.

- ¿Segura que estás bien? Es que estás roja.

- ¿Quieres salir conmigo o no, Kohaku?

- Mmm, creo que sí.

- ¿En 1 billón por ciento?

- En 1 billón por ciento – sonrió.

...

- ¡Senko papá ya está en casa...! – anunció Byakuya, entrando a la habitación de la adolescente.

Sólo para ver como ambos adolescentes estaban a punto de besarse, siendo estos los que se quedasen paralizados al ver al adulto en el marco de la puerta.

Quien lejos de molestarse, preguntó con genuina alegría:

- ¿Entonces Kohaku ya es parte de la familia? ¿YA ES MI HIJO?

- ¡Byakuya, sal de aquí y toca la puerta para la próxima! – gritó Senko, lanzándole una almohada a la cara, mientras Kohaku desviaba la mirada ruborizado.

Un paso a la vez, incluso si es lento, estaría bien.

-Traumada Taisho

Sólo Kohaku y Senku cambiaron de sexo.

Lioness heart  [Senku/Kohaku]Where stories live. Discover now