Capítulo 01

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Narrador

Dylan caminaba a paso lento por los corredores de la secundaria. La nueva semana de clases había comenzado. La muchacha trató de dejar todos los malos sentimientos en casa, pero en cuanto vio a Kian parado en la puerta de entrada, todo se rebobinó como en una cinta, recordando los acontecimientos del pasado sábado.

Solo intercambiaron miradas. En cuanto Kian divisó a la castaña caminar junto a un chico, su semblante cambió automáticamente. Se preguntaba quién era él y por qué le hablaba con tanta confianza. Aún estaba enojado con ella, es por eso que no iba y le preguntaba quién era el muchacho que más de una vez la estrechó en sus brazos. Si bien, no tenía ningún derecho de pedirle explicaciones, su naturaleza obsesiva lo mantenía alerta ante cualquier persona que posara los ojos en ella por más de cinco segundos. Y eso era lo que le daba rabia a Kian. Él no la recordaba, pero la furia que sentía al ver a alguien del sexo masculino en un radio de un metro de distancia junto a ella lo volvía loco.

El castaño siguió con la mirada a la chica. Ella a lo lejos divisó al ojiazul y lo saludó con la mirada. Kian automáticamente bufó con molestia. Solo bastaba ver a ese chico para que ella sonriera.

―Hey, Dy―saludó al ojiazul con un casto beso en la mejilla a la muchacha―¿Cómo estás el día de hoy?

Ambos chicos comenzaron a caminar por el pasillo. Sin saber que unos pasos más atrás Kian observaba con cuidado su intercambio de palabras, tratando de ver si ellos tenían algo más que una simple amistad, como le había dicho tantas veces ella. Kian se sentía patético, pero a la misma vez necesitaban saber qué era lo que ella hacía, cuándo lo hacía, con quién se juntaba y dónde se juntaba.

―Estoy un poco cansada―hizo una mueca, arrugando su nariz. Se acomodó un mechón de su cabello tras la oreja y caminó mirando la punta de sus zapatos―. No pude dormir bien anoche.

―¿Las pesadillas siguen? ―preguntó Trevor y ella asintió―. Tienes que tratar de relajarte. Estás demasiado estresada pensando una manera en que Kian recupere la memoria. Por más que te esfuerces no lo lograrás por el momento.

―Es difícil, ¿sabes?

―Lo sé―el chico soltó un suspiro y se apoyó en los casilleros al lado del de la muchacha. Ella introdujo la clave, y la puerta del locker se abrió automáticamente―, ¿qué clase te toca ahora?

―Historia Universal―se quejó―, no sabes cuánto odio la estúpida asignatura.

―Lo sé, yo también.

―¿Qué te toca a ti? ―preguntó, apartando los pequeños mechones de su frente cn su mano derecha.

―Español comunicacional―dijo Dylan cerrando la puerta de su casillero. Apoyó la espalda y giró la cabeza para mirar a su amigo.

―Desearía cambiarme a tu clase―Trevor gimió en derrota.

Dylan iba a hablar, pero el timbre que daba inició a la jornada escolar se escuchó en todo el pasillo. Los alumnos comenzaban a caminar en diferentes direcciones, abrazando sus libros y cuadernos sobre su pecho. Trevor rodeó con el hombro a la castaña y comenzó a arrastrarla hasta su salón de clases. Cuando llegaron, Trevor la estrechó en sus brazos, dándole un suave beso en la frente.

―Nos vemos en el receso.

―Por supuesto que sí.

Dylan entró al aula, y Trevor comenzó a emprender su camino hasta el próximo pasillo. Metió ambas manos dentro de los bolsillos de sus pantalones, dejando sus pulgares fuera. Caminaba despreocupadamente. Dobló hacia la izquierda, una tos falsa le hizo fruncir el ceño. El ojiazul detuvo su caminar y giró la cabeza hacia su derecha, encontrándose cara a cara con el Kian, apoyado en la pared que daba hacia el patio. Los músculos de sus brazos estaban tensos.

―Hola, Trevor―saludó el castaño con una sonrisa un tanto maliciosa.

―¿Qué hay, Kian? ―el chico comenzó a caminar, seguido por las zancadas de Kian.

―No mucho―dijo el ojimarrón, demostrando despreocupación―, solo quería hacerte una pregunta.

―¿Tiene que ser ahora? Debo ir a clases y voy a llegar tarde y…

―Sólo tienes que responder sí o no―lo interrumpió.

―Está ben―asintió―, ¿qué necesitas?

―¿Te gusta Dylan?

Al escuchar eso, Trevor detuvo su paso de manera abrupta. Alzó una ceja y una sonrisa comenzaba a tirar de la comisura de sus labios. Kian seguía siendo el mismo de siempre. El castaño, al ver el brillo en los ojos azules del castaño, sintió ganas de golpearle el rostro contra la pared. Quería desaparecer aquella sonrisita de un solo puñetazo.

―¿Cómo amiga? Claro que sí―respondió Trevor―, pero no podría mirar a Dylan con otros ojos. Ya sabes―se encogió de hombros―. Ahora, si me disculpas, tengo una clase a la cual asistir.

Trevor reanudó su caminata, pero el agarre de Kian lo detuvo nuevamente.

―¿Puedo preguntarte otra cosa? ―inquirió esta vez, un poco más sumiso.

―Está bien, pero que sea rápido.

―¿Quién es ese chico de ojos verdes con el que hablaba Dylan esta mañana?

―¿El de cabello castaño? ―preguntó Trevor y Kian asintió ―Debe ser Connor. Su mejor amigo―dijo, y luego agrego con una sonrisita―. Su mejor amigo gay.

Kian vio como Trevor se perdía por el pasillo e ingresaba a un salón de clases. Los hombros de Kian fueron relajándose poco a poco. El muchacho soltó un suspiro al darse cuenta que nuevamente sus celos lo hicieron pensar cosas equivocadas. Ninguno de esos chicos tenían intenciones más allá que amistad -obviando que uno de ellos era gay- pero aun así no bajaría la guardia con respecto a Trevor.

mistakes; kian lawley (libro 2)Where stories live. Discover now