4.

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La biblioteca del instituto era muy tranquila, casi parecía un pueblo fantasma sino fuera por la gentil anciana que se encargaba del lugar.

— ¿Te gustan estos lugares?. —

Nuevamente, casi vuelvo a gritar, sino fuera por su mano que volvió acallar mi boca.

Volteo a mi derecha, encontrándome con el extraño chico, está colocado a mi lado, mirándome con atención.

Él retira su mano de mi boca.

— ¿Qué haces aquí?. — Le preguntó consternado, ni siquiera me había dado cuenta de su presencia, ni siquiera lo vi entrar por la puerta hasta que me habló.  — ¿No deberías estar en otro lado?. —

— Me aburrí de vagar por ahí. — Me dijo sentándose y luego recostó su cabeza en mi brazo con tanta confianza. — Vine a ver que hacías, pero por lo que veo, haces cosas aburridas. —

— Estudiar no es nada aburrido. — Le digo. — Y quítate de encima, pesas. —

—¿Peso?, pero si soy más liviano que una pluma. —

— Pesas como un hipopótamo. — Quite mi brazo de su cabeza y él se tambaleó en su lugar, casi se cae pero se agarro de la mesa para no caerse.

Moví mi asiento hacia un lado para alejarme de él, quería leer tan siquiera un poco, pero él lo hacía difícil.

Cada vez que yo me movía él lo hacía.

Y Así seguimos un buen rato hasta que comencé a desesperarme.

— ¡Basta!. —  Me levante del lugar, le di la espalda mientras agarraba mis cosas.

— ¿Hay algún problema aquí?. — La encargada de la biblioteca se acercó a mi. — ¿Qué pasa?. —

— Es que hay un... — Y mis palabras se volvieron mudas cuando me voltee para acusar a mi molesto compañero pero este ya no estaba.

Hijo de... ¡Se había escapado!.

— Señorito, más vale que vaya a su siguiente clase si no quiere perderla. — Me dijo regulando su voz, es raro, pensé que me hecharaia apatadas.

Pero veo que no es así.

Suspiré.

— De acuerdo. — Tomé mis cosas y me fui de la biblioteca.

Una vez afuera del edificio baje los escalones, camine hacia los edicios donde impartirán mi siguiente clase, cuando veo a aquel personaje molesto  recargado sobre una barda, luciendo despreocupado, mirando hacia la nada, mientras hacía una bomba de chicle .

¡Sabía que se había escapado!.

Era mejor ignorarlo e ir a mi siguiente clase.

— ¿Y ahora a donde vas?. — Bufé  cuando me hablo.

— A alguna parte, lejos de ti. — Le dije sin verlo mientras proseguía mi camino.

— Que chiquillo tan modesto. — Se burló de mí, yo gruñi disgustado. — con que eres de esos chicos nerds. —

— Pues si ser nerd significa ser un buen chico y cumplir con mis obligaciones sin problema alguno, pues  me enorgullezco de ser un chico nerd. — Le dije.

— Qué raro eres. — Me dijo caminando a mi lado.

— Mira quién habla. — Le respondo de vuelta con el ceño fruncido. El me sonríe como si mis palabras le dieran gracia.

— De acuerdo good boy, tu ganas. Ambos somos raros y por eso me agradas. — Me dice y se planta enfrente de mi para cortar el paso.  — Llegamos a tu siguiente clase. —

Parpadeo confundido, miró a mi esquierda y sí, estoy en la puerta de mi siguiente clase.  La charla debió entretenerme tanto que no me di cuenta que llegamos rápido.

— Suerte en la clase, good boy, te veré luego. — Se despide para luego caminar.

— ¿Acaso tu no la tomaras?. — Le preguntó, ¿cómo podía irse despreocupadamente de esa manera?, ¿acaso no le preocupan sus calificaciones?.

— No. Que flojera. — Y con esas palabras se retira hasta que ya no lo veo más.

¿Cómo puede irse de esa manera? Dejando la clase de lado, ¡Él es tan raro!.

*Continuará...



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