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De regreso a casa me sentí cansado y agotado, ya había pasado lo peor, ¿creo?, jamás me espere que un auto quisiera aplastarme como tortilla, pero los accidentes pasan, ¿no?.

— Yugi, saldré un rato. — Me aviso mi abuelo, asomándose a mi habitación. —Volveré en unas horas, recuerda no abrirle a extraños y duérmete temprano.— Me habló como si fuera un niño chiquito, asentí sin remedio alguno, no tenía caso decirle a mi abuelo que ya no era un niño, después de todo, él y yo no convivimos mucho y mientras yo estuviera viviendo con él, me trataría como un crió, pues así sentiría que estaba recuperando el tiempo perdido.

O es lo que dijo papá.

— Descuida. —Le dije sonriendo. —Prometo portarme bien. —

Mi abuelo asintió y después con rostro preocupado me dijo.

—Debes de llamar a tu padre. —

Supe en ese instante lo que significaba.

—¿Le dijiste?. — Pregunté. Mi abuelo volvió asentir. — Abuelo... —

—Debía de saberlo. — Se apresuró a decir. — Sabes que no debes de ocultarle secretos a tu padre. Los odia.

Eso es cierto, pero aún así....

— Tienes razón. Debe estar preocupado.. — Accedí tomando mi teléfono, pero este de inmediato se iluminó debido a un mensaje.

«¡Hey!, ¿Estas ahí?.»

—¿Yami?. — Susurre el nombre de mi compañero. Mi abuelo se acercó más, sus expresiones serias y preocupadas se esfumaron y en su lugar su rostro se iluminó de alegría.

—¿Así se llama tu amigo?. —

— Ah... Sí. —Conteste, ¿por qué me mandó un mensaje?, es más... ¿Cómo supo donde mandar el mensaje y a que número?.

—¡Anda contestale!, ¡invitalo a cenar como forma de agradecimiento!. — Mi abuelo me codea y yo lo miro extrañado. —¡Andale!. — Me insiste.

— Primero lo primero, debo llamar a mi padre . — Avise. Mi abuelo se paro de inmediato.

— Es cierto. Debes de tomar prioridad con él, sabes que es muy preocupón. —

Sí, ¿A quién habrá salido?

—Cómo sea, cuando venga a casa, estate preparado, iremos a cenar. —

—De acuerdo. — Acepte y luego mi abuelo se fue, pero antes de eso grito: —¡Invita a tu amigo también!. —

Negué con la cabeza mientras sonreía, mi abuelo siempre ha sido muy cambiante con su humor.

«¿Puedes esperar un poco?, debo de llamar a mi papá.»

«Claro.»

Unos minutos pasaron para que llamara a mi padre, la llamada duro poco de media hora en donde tuve calmarlo y decirle que estaba entero y en una pieza, que el carro estaba hecho una chatarra, también le conté del chico que me había salvado la vida y el con una enorme euforia dijo que cuando volviera a casa desearía conocerlo y agradecerle adecuadamente pues había salvado a su hijo.

La llamada finalizó cuando de fondo escuché algún capitán del escuadrón de mi padre decirle que debían de partir a otro país.

Tome algunos minutos para volver a la normalidad y mensajear a Yami.

«Te invito a cenar.»

Mande.

«Apenas nos conocemos, ¿y me quieres invitar a una cita?, ¿tanto te afecto el accidente para que te enamores de mi?.»

Sonreí.

«Ya quisieras. La cena es una forma de agradecerte por salvarme la vida.»

«Oh...»

«¿Entonces?, ¿aceptas?.»

«No».

*Continuará....

GHOST.Where stories live. Discover now