Capítulo Tres:

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Capítulo Tres: Una... ¿disculpa?

Lucas:

No puedo creer que vaya a tener que faltar a la boda de mi mejor amigo con mi hermana solo porque el pedante del Sargento se empeñó en que yo haga algunas diligencias. Al menos me dará tiempo para ser el padrino. A veces odio estar en esta maldita escuela. La gente se cree que ser militar —o al menos aspirar a serlo— es pan comido. A decir verdad, siento que me ahogo con tantas tareas, trabajos y mis problemas. Yo tengo una vida detrás del fusil. Nadie sabe mucho de ella, pero está ahí y solo con que las personas que me importan sepan, me conforma.

El fin de semana tengo que estar a primera hora de la noche en el Black Bridge y durante toda la mañana tengo que entrenarme.

Hoy el día fue más que largo y todavía me queda la primera guardia. Odio que me toque la segunda. Debería terminar de leer este maldito capítulo del libro más aburrido de la historia para tomar una ducha y concentrarme en mantenerme despierto durante el rato.

Más le vale a Frank estarse callado. Tampoco voy a pasar cinco horas escuchando de su boda. De pensar siquiera que en la mini Luna de Miel que van a tener le va a robar la virginidad a mi hermana quiero olvidarme de todo y reventarle la cabeza.

Rasco mi torso sintiendo la pequeña brisa en él.

La habitación que la escuela nos brinda es para dos ─o sea, Frank y yo─. Tiene una litera de hierro con los colchones más incómodos que he conocido. No es mucho espacio, pero para dos hombres solos es más que suficiente. Poseemos un espacio de 3x4 que no tiene mucha mueblería. Una litera y dos sillas. Los baños son públicos, pero como somos varones aparentemente heterosexuales eso no trae problemas. Las paredes están mohosas de la humedad y es por ello que pongo mi laptop entre mi colchón y las tablas de la cama de abajo. Lo mismo me pasa con el teléfono.

»Cuando Frank regresó aquí trajo un saco de boxear que colgamos donde antes estaba una lámpara y con eso me entreno bastante. No poseemos un armario, tenemos nuestra ropa en dos sillas que hay a cada lado de la ventana que tiene vista justo a la escuela de chicas católicas. Es divertido que todavía la vea como un colegio religioso cuando la mayoría de las muchachas que asisten ahí no pasan de ser unas putas deseosas de que algún chico les lleve su preciosa virginidad. Lo sé por Barbie. Su "primera vez" corre a mi costa y su habilidad sexual. Me jodió mucho tenerme que acostar con ella al principio para alejar esos rumores gais que había sobre mí. No fue un mal polvo, tampoco es que me atraigan las mujeres tan utilizadas ya.

Paso otra página de La Metamorfosis. Esto es lo más aburrido que he leído. No es que haya sido tanto. Cuando desde que eres un niño tienes que aprender a abrirte paso solo vas dejando de lado tus estudios. En serio no le veo sentido a este libro. Sé que debería interpretar algo sobre cómo el Capitalismo transforma al ser humano en un insecto asqueroso que todos desprecian cuando no produces, pero lo único que puedo sacar de esta lectura es que Kafka tenía bastante tiempo para desperdiciar. Quizás sea mi típica falta de sensibilidad, en el ensayo me piden mi opinión y esa es la que tengo.

Escucho un portazo a mi espalda y no me giro ni nada que se parezca. No sería la primera vez que mi futuro cuñado pelea con cualquier chico porque le ha dicho cosas ofensivas. Supongo que las clases de lucha que le di lo han ayudado a sobrevivir aquí dentro, aunque me arrepiento un poco porque Lucrecia me contó que cuando siente celos ataca a quien sea que la esté mirando. No quiero a mi hermana cerca de un tipo que maltrate a otros. O se le pasa o yo me encargaré de que no pueda subir al altar, no con Lucre que sería incapaz de matar a una mosca siquiera.

Estrías para tu belleza  [✓] Where stories live. Discover now