Parte 4

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- Horacio -

Llamó Volkov en cuanto encontró al oficial en las taquillas de comisaría. Había completado sus horas de trabajo ese día y se iba a cambiar para volver a casa. Con el casillero a medio abrir, giró la cabeza hacia donde provenía la voz que lo llamaba.

- Si? -

- Véngase conmigo - dijo haciendo un ademán para que lo siguiera - acompañeme -

Horacio, extrañado, preguntó si era necesario que estuviera de servicio,

- No, - respondió el ruso - sálgase de servicio y cámbiese. Yo lo espero afuera de comisaría -

Sin añadir más, dio media vuelta y se perdió de vista.

Su relación con Volkov había mejorado mucho, se sentía más cómodo a su lado, y le gustaba creer que el comisario también se sentía mejor en su presencia, pero no se le ocurría una explicación lógica por la cual el ruso quisiera que lo acompañara algún lugar, por lo demás estando fuera de servicio.

Sin darle más vueltas al asunto Horacio se cambió de ropa. Salió de los vestidores llevando unas zapatillas urbanas blancas con vistosos detalles rojos en la suela, unos pantalones de mezclilla azules rasgados estratégicamente en las rodillas, una camiseta blanca, y sobre ella una gran chaqueta roja con parches de Fórmula Uno en las mangas y el logo de ferrari bordado en la espalda.

Antes de salir de comisaría, Horacio buscó a Gustabo para decirle que se fuera sin él, que tenía otras cosas que atender, y que se tomara la tarde con calma.

- ¿Qué asuntos tienes que atender? ¿Desde cuándo tienes "otros" asuntos que atender? - preguntó extrañado

- Volkov me pidió que lo acompañara a un lugar, la verdad no se nada -

Gustabo lo miró con una expresión seria, y Horacio entendió inmediatamente lo que estaba pensando.

- No es nada, - se defendió el de la cresta desviando la mirada - seguramente es por trabajo, no le des importancia -

El rubio suspiró, posó una mano en su cintura, y la otra la pasó por su cabello. Gustabo sabía lo sentimental y sensible que podía ser su hermano. Si bien la última vez le había hecho el favor de retener al superintendente para que no les quedara otra opción que ir juntos al atraco, no lo había hecho en serio, no tenía intención de juntarlos, solo quería darle la oportunidad a su hermano de estar cerca del comisario, pero no pensaba que se llevarían bien después de eso.

- No te vayas a ilusionar, Horacio. Ya te rechazó una vez, no quiere nada contigo. Tenlo en mente -

Sin nada más que decir, Gustabo salió de comisaría, dejando a Horacio plantado frente a la recepción.

Volkov estaba aparcado en el estacionamiento de civiles, esperando pacientemente a que su subordinado saliera por la puerta. Miró el teléfono un par de veces para darse cuenta de que no tenía razón alguna para sacar el móvil, volviéndolo a guardar. Miró por la oscura ventana del audi negro. Divisó a un sujeto saliendo de comisaría a paso acelerado, se le veía algo molesto, de repente sus miradas se cruzaron, era Gustabo. El comisario lo saludó con una inclinación de cabeza, pero el rubio lo ignoró y siguió caminando. No estaba de humor para lidear con ello, por lo que lo dejó pasar.

El sonido de la puerta del auto abriéndose interrumpió sus pensamientos, Horacio se subió al auto, cerró la puerta y se colocó el cinturón de seguridad.

-¿En que lo puedo ayudar? - preguntó el oficial

-Solo quiero que me acompañe a un lugar -

Se puso el cinturón de seguridad y se volteó para salir retrocediendo del estacionamiento. Al apoyarse en el asiento del copiloto para posicionarse mejor, Horacio aprovechó de mirar al ruso.

Volkacio Soft AUWhere stories live. Discover now