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Durante unos días, en la escuela no se habló de otra cosa que no sea lo que le sucedió a la señora Norris. Filch mantenía vivo el recuerdo en la memoria de todos haciendo guardia en el punto en que la habían encontrado, como si pensara que el culpable volvería al escenario del crimen.
Elio y Hermione empezaron a pasar más tiempo de lo acostumbrado en la biblioteca, no hablaban con sus compañeros, tampoco con Ron y Harry. Estaban tan cerrados buscando una respuesta de lo que estaba pasando y que significaba lo que estaba en el muro, que no se dieron cuenta de su falta de comunicación con sus otros amigos.
Ron y Harry empezaron a preocuparse por la salud de sus amigos, ya que no hacían nada más que leer. Los dos Gryffindor eran los encargados de que por lo menos coman algo y se bañen, porque al estar tan ocupados buscando sobre la cámara de los secretos que descuidaron mucho su rutina y salud.
Hasta que llegó un miércoles en el cual Harry tenía ganas de tirarse de la torre de astronomía; ya que, después de su fracaso en la clase de pociones Snape lo mando a limpiar los gusanos de los pupitres, sumándole que todos en Hogwarts cada vez que el pasaba todos se alejaban o susurraban cosas inimaginables sobre el, y por último Elio no le presta atención ya que estaba muy aislado junto a Hermione buscando información sobre la cámara secreta.
Harry encontró a Ron al fondo de la biblioteca, midiendo sus deberes de Historia de la Magia. El profesor Binns les había mandado un trabajo de un metro de largo, titulado "La Asamblea Medieval de Magos de Europa".
—No puede ser, todavía me faltan veinte centímetros— dijo furioso Ron, quitando las manos de su pergamino, que recupero su forma de rollo— y Hermione a completado metro y medio con su letra diminuta.
—¿Dónde están?— pregunta Harry tomando la cinta para poder medir su trabajo.
—En algún lugar de por allá—suspira Ron mientras señala la estanterías— me parece que quieren leerse todas las estanterías como regalo de navidad.
De la nada, la cabellera de Hermione surgió de entre las estanterías, parecía disgustada.
—No queda ningún ejemplar de Historia de Hogwarts que había en el colegio— dijo sentándose junto a Harry y Ron— Y hay una lista de espera de dos semanas. Lamento haberme dejado en casa mi ejemplar, pero con todos los libros de Lockhart, no me cabía en el baúl.
—¿Para qué lo quieres?— pregunta Harry.
—Para lo mismo que el resto de la gente— contesta Elio apareciendo de entre las mismas estanterías que había salido Hermione anteriormente con dos libros en sus brazos— Para leer la leyenda de la Cámara Secreta.
—¿Que es eso? —pregunta Harry de inmediato.
—Eso queremos saber. Pero no lo recordamos— contesto Hermione mordiéndose el labio— y no consigo encontrar la historia en ningún lado.
