Capítulo 22

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El capítulo es cortito porque mis ideas no dieron para más, pero no quería irme sin dejarles algo de estos dos. Disfrutenlo.

Holly

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Holly

Nos tomó horas tener todo listo para la fiesta. Gracias a este día pude recordar cuanto odiaba ir de compras, terminaba hastiada y con dolor en mis pies. Fue un alivio cuando pude llegar y echarme en mi cama, aunque esta no se sintiera igual de cómoda que la de Dixon.

Suspiré con la mirada en el techo.

Él no me llamó, tampoco envió mensajes, y aunque no lo quisiera, mi mente traicionera creaba cientos de hipótesis, la mayoría incluía mujeres y una mínima parte se inclinaba a que él era lo suficientemente maduro para darme espacio, y por ello extendió un silencio entre ambos.

Siendo franca, ignoraba qué haría con Dixon... con ese efímero nosotros.

Tenía mucho miedo de salir lastimada. Recordaba sus gestos con Marie y me enfermaba, si continuaba a su lado y permitía que los sentimientos se incrementaran, la sensación ante otra situación similar, sería peor.

Todo sería más fácil si no albergara cariño por él, pero aquí estaba: queriéndolo intensamente.

El sonido de mi móvil interrumpió mis pensamientos y causó un cosquilleo en mi estomago al sopesar la idea de que se tratara de Dixon. Me incorporé deprisa y cogí el móvil de la mesa, vi el nombre de Dexter en la pantalla. Decepcionada, respondí.

—Hola, Dexter.

—Holly, seré breve —dijo y se oía preocupado—, hirieron a Dixon, lo han llevado al hospital, creí que querrías saberlo.

Trastabillé y mi mano se asió al respaldo de la silla, la noticia me cayó como un balde de agua helada. El primer sentimiento que experimenté fue miedo, luego dolor. Si bien, estaba preparada para recibir este tipo de noticias a causa de su estilo de vida, nunca me acostumbraría, esta era la primera vez que lo herían y... estaba aterrada.

—Iré para allá, ¿sabes cómo está? —Pregunté, cogí mis llaves y mi bolso, saliendo rápido del departamento.

—No, solo sé lo que Adam me dijo. Te veo allá.

Colgué y metí el móvil dentro del bolso, bajé los escalones corriendo, me olvidé de la herida que aún seguía molestándome de tanto en tanto, ahora Dixon era lo único que me preocupaba.

Tenía que estar bien, por Dios, era Dixon Russo, no les sería fácil acabar con él.

Llegué a la acera y el aire golpeó mi cara, se me dificultaba respirar, el pánico apretujaba cada partícula de mi ser y estuvo a punto de paralizarme entera.

Detuve un taxi y le di indicaciones, apenas era consciente de lo que sucedía a mi alrededor.

¿Y si moría?

Crueles instintos © [YA A LA VENTA EN LIBRERÍAS]Where stories live. Discover now