Capítulo 40

775K 47.1K 71.2K
                                    

Me disculpo por demorar, en redes les avise por qué, como también les dejo adelantos. No siempre entro a Wattpad, así que si quieren estar más al pendiente, los veo por mi Twitter o Instagram ❤️

Holly

Dixon me obedeció y eso más que complacerme, me molestó.

En ocasiones solía ser complicada, como ahora que, le pedí no tocar más el tema y él sin más lo respetaba, el enojo se incrementaba y solo quería que siguiera explicándome o tratando de solucionar las cosas, no quedarse callado e ignorarlo como si no pasara nada.

¡Dios! ¿Quién me entendía?

Si se hubiese tratado de otra mujer, incluso una de sus conquistas, ni siquiera estaría molesta por saber que estuvo bebiendo con alguna de ellas... pero Frida.

Pensar su nombre me causaba agruras. Recordaba como se revolcaba con Charles en mi cara, ambos se burlaron de mí todo el tiempo, sin embargo, lo que más me dolió fue la manera tan vil en la que decidió jugar con la vida de su hermano, su sangre.

Se merecía morir, pero el amor que le tuve a Matt me impidió mencionar su nombre. Él la perdonó como lo hizo conmigo; quizá si se lo hubiese explicado a Dixon, él hubiera entendido.

Negué. No lo habría hecho. De alguna u otra forma tomaría venganza.

Me golpeé mentalmente. Le pedí que los asesinara y no debí, no debí dejarme guiar por mis impulsos y el dolor que sentía, no podía disponer de la vida de las personas y decidir quien sí y quien no por más daño que me hayan hecho. Jamás tuve que haber metido a Dixon en esto.

—¿Estás bien? —Preguntó papá. Íbamos rumbo al departamento, aterrizamos hacia un par de minutos.

—Estoy cansada —respondí ausente. Viajábamos con el chofer. Taylor iba con Dixon en otro auto frente al nuestro.

—Ese hombre y tú no se dirigieron la palabra, no creas que no lo noté —tomé un ligero respiro—, sé que están mal, pero no insistiré en pedirte explicaciones, solo debes saber que, si necesitas hablarlo, estoy aquí.

Tomó mi mano y lo miré con una sonrisa que no me llegó a los ojos. La situación con Dixon me ponía mal.

—Gracias, papá.

Sonrió y volvimos al silencio relajante durante varios minutos hasta que llegamos al edificio. Papá me ayudó a bajar, podía caminar, el problema era al respirar, agacharme o doblar de cualquier forma mi cuerpo. Los medicamentos me causaban mucho sueño y bastante cansancio que, a pesar de querer seguir mi conversación con Dixon, no estaba en condiciones de hacerlo.

—Si necesitas algo llama a Taylor —me abordó Dixon.

Papá se alejó y dejó que fuera Dixon quien me sostuviera mientras me dirigí al ascensor y los muchachos bajaban parte del equipaje.

—Dejé todo tirado aquí cuando fui por ti y debo ponerme al corriente —avisó y tuve la impresión de que me lo echaba en cara.

—No te preocupes, no será necesario —susurré—, en cuanto al departamento, lo ocuparemos solo un tiempo, mientras puedo conseguir algo.

—No hay prisa, Bridger, quédense el tiempo que necesiten.

—Gracias —dije sin mirarlo. Él apenas me tocaba.

—Bien, tengo que irme. Descansa.

Asentí y ni siquiera hubo un beso, una sonrisa, nada. Hice mi corazón duro y soporté la indiferencia con la que me trataba.

Crueles instintos © [YA A LA VENTA EN LIBRERÍAS]Where stories live. Discover now