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—¡JungWon basta! —gruñó contra la almohada, estaba cansado y quería dormir, pero el peso que tenía sobre el cuerpo no le dejaba, eso le estaba molestando, una de las cosas que realmente odiaba era ser despertado tan temprano y de una manera brusca.

—Es momento de despertar, la alarma ha sonado—dijo insistente, mientras movía su hombro.

Se quitó la almohada del rostro y se sentó lloriqueando, talló con fuerza sus ojos y bostezo. Su cuerpo se sentía pesado, como si una densa bruma se hubiese asentado sobre él debido a la desvelada del día anterior, se golpeaba internamente por haber salido la noche anterior, no acostumbraba a hacerlo, sentía que esa parte de su vida había acabado a pesar de tener veintiséis años, dejando de lado los asuntos de trabajao, no había nada que le diera la libertad de divertirse como un hombre de su edad, mucho menos teniendo a aquel ser humano que esperaba expectante en la cama a que él despertara por completo.

—Bien, he despertado—bufó—. Son las seis ¿Ya tomaste un baño?

—Sí—asintió—. Tengo que arreglar mis cosas, lamento haber dormido aquí ayer.

—No me importa que lo hagas—le sonrió con calidez—. Tomaré una ducha, guarda tus cosas, hoy tal vez llegue tarde, pasaré por ti.

—Muy bien—dijo bajando de la cama para salir rápidamente de la habitación.

Se estiró, sintiendo sus articulaciones tensarse y relajarse, salió de la cama, molesto por sentir el poco frío que podía colarse a la recamara, camino arrastrando los pies al baño en donde tomaría una rápida ducha.

Los días comenzaban de la misma manera, no había cambio alguno, masajeo su cuerpo bajo el agua caliente, sintiéndose tan relajado y despierto, otro día, estaba comenzando, esperaba que al menos ese fuera mejor que el anterior.

Salió de la ducha y se dispuso a arreglarse, iría con algo sencillo, no acostumbraba a arreglarse demasiado si sabía que no tendría nada interesante que hacer más que permanecer en la empresa trabajando. Salió de la habitación con sus cosas listas y camino a través del departamento a la cocinera, donde Jin estaba bebiendo café mientras escuchaba atento lo que Jungwon estaba diciéndole.

—Buenos días—dijo caminando al refrigerador para sacar leche y fresas heladas.

—Hola bello durmiente ¿Qué tal la noche? —preguntó Jin con una sonrisa ladina.

—Nada interesante que reportar ¿Comiste algo?

—Jung y yo comimos panqueques ¿Comeras algo?

Negó con una mueca mientras preparaba todo para hacer el licuado—. Tengo una sesión de fotos en tres días, dieta hasta entonces.

—El fin de semana podemos comer algo rico ¿No Jungwon?

—Eso suena bien—asintió con una sonrisa, estaba tomando lo último que quedaba de su leche con chocolate.

—Me da miedo cuando mi mejor amigo hace planes con mi hijo—dijo riendo, se recargó en la pared, mientras tomaba su licuado, miraba a su hijo riendo de las cosas que SeokJin decía, ambos eran para él su motor, la única compañía que reanimaba su estado emocional—. ¿Terminaste Jung? Tengo que llevarte con la abuela.

Jungwon asintió antes de beber por completo su leche, se levantó y se dispuso a dejar el vaso en la lava vajillas, comenzó a lavarlo, cosa que hizo sonreír a Taehyung, su hijo estaba por cumplir los diez años y con orgullo podía decir que era un niño educado, tierno y trabajador, mucho de eso no se debía a él, sino a sus padres quienes amablemente le habían ayudado a cuidarlo mientras él trabajaba para darle lo mejor.

 Glorious  Where stories live. Discover now